¡Bravo, Carlos Giménez! Marcelo Pont, director de arte, escenógrafo, nominado al Premio Goya por la película “El Secreto de sus ojos”: “(Carlos) no era una persona que buscaba la gloria para sí. No era fatuo ni banal.” / entrevista de viviana marcela iriart, Buenos Aires 15 de octubre de 2013







¡Bravo, Carlos Giménez! Porque Carlos (Argentina 1946-Venezuela 1993) en apenas 30 años de carrera dirigió más de 60 obras de teatro en Argentina, Venezuela y en Estados Unidos, donde fue invitado por el mítico Joseph Papp y creó ocho instituciones culturales de gran importancia.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porqué creó  el Festival Internacional de Teatro deCaracas, junto a la entrañable y talentosa María Teresa Castillo; el IUDET (Instituto Universitario de Teatro), el Grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro (TNT), el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), el Centro de Directores para el Nuevo Teatro (CDNT), ASITEJ (Asociación Internacional de Teatro para la Juventud), Rajatabla Danza y, en Córdoba,  el grupo El Juglar cuando todavía era adolescente.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura,  vio el “El Coronel no tiene quien le escriba” adaptada y dirigida por ti dijo de sus personajes: “No los reconozco, los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi.”

¡Bravo, Carlos Giménez! Por haber llevado a Venezuela lo mejor del teatro del mundo, permitiendo que tomáramos talleres con los grandes Maestros y Maestras y ver sus espectáculos a precios populares:Tadeusz Kantor, Berliner EnsemblePeter Brook, Giorgio StrehlerPeter SteinLindsay KempPina Bausch,Norma AleandroVanessa RedgraveKazuo OhnoTomaz PandurEva BergmanEugenio BarbaYves LebretonPeter Schumann,   Antunes FilhoGilles MaheuSantiago GarcíaDarío FoEls JoglarsFranca RameEllen StewartJosehp Papp Andrezj WajdaDacia Mariani

¡Bravo, Carlos Giménez! Por hitos como “Señor Presidente” de Miguel Ángel Asturias,  “Bolívar” y “La Muerte de García Lorca” de José Antonio Rial, “Martí, La Palabra” de Ethel Dahbar, “La Honesta Persona de Sechuan” de Brecht, “Tu país está feliz” de Antonio Miranda, “El Campo” deGriselda Gambaro, “La señorita Julia” de Strindberg, “Peer Gynt” de Ibsen, “El Coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez…  Porque sus obras fueron ovacionadas en Europa, Estados Unidos y América Latina.  Porque su talento como director y gerente cultural fue único, extraordinario, irrepetible en la escena latinoamericana.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque a los 19 años gana sus primeros premios internacionales en los festivales de teatro de Cracovia y Varsovia (Polonia), uno de ellos otorgado por el 
Instituto Internacional de Teatro-Unesco (ITI)  y participa en el Primer Festival de Teatro de Nancy (Francia).

¡Bravo, Carlos Giménez! 
Porque a los 22 años recorre América Latina por tierra haciendo teatro para las hijas y los hijos de los mineros, los pescadores, las campesinas, los olvidados y olvidadas de la tierra y nunca dejó de hacerlo.

¡Bravo, Carlos Giménez! Porque fue generoso, amable, humilde y agradecido, aunque a veces la leyenda diga lo contrario. Un ser humano con todas las virtudes, defectos y contradicciones de los seres humanos.

¡Bravo, Carlos Giménez! 
Porque fue un genio.


Y nos hace mucha falta.





“Por eso ha habido en mí una marcada preocupación hacia la puesta en escena y alejarme, como yo creo que lo han hecho los grandes creadores, de la actuación rutinaria, de la lectura literal del texto. Por ejemplo Stanislavsky quien realizó la revisión integral del actor, no disociaba la labor del mismo actor con elementos externos, por ejemplo el olor, decía que ojala saliera olor del escenario. Y eso es lo que yo llamo la preocupación por la lectura no literal del espectáculo.Carlos Giménez (entrevista)
 




 


“Bien podría haber sido un megalómano que aprovechara su carisma a su favor y no dejara nada tras de sí. Por el contrario yo conocí a un hombre tímido, inteligente y sensibilísimo que se escondía tras una coraza de altanería.”



Carlos Giménez en Central Park, New York, dirigiendo "La Tempestad". Foto: Marcelo Pont






Marcelo, ¿en qué año y en qué ciudad conociste a Carlos?
En 1990, en el Festival Latinoamericano de Teatro de Córdoba, que organizó desde 1984 a 1991 junto a mi padre, el artista plástico Pedro Pont-Vergés, en ese momento Director de Actividades Artísticas de la Provincia.
          
¿En qué circunstancias?
Desde que entré “colado” a la sección popular por los techos del teatro San Martín para ver “Bolívar” del grupo Rajatabla que había agotado todas las entradas, me quedé maravillado y descubrí que ese era el teatro que quería diseñar, hacer. A través de mi maestro y luego socio Rafael Reyeros, conocí a Carlos y un año después estaba en Caracas presentándole mi carpeta en la sala de reuniones de Rajatabla frente a todo el elenco que debía decidir si me tomaban o no. Para que no hubiera suspicacias sobre un favoritismo por mi origen cordobés, me enviaron por seis meses a dar clases y formar técnicos en la Sede San Cristóbal del Teatro Nacional Juvenil. La obra fue un éxito y me incorporaron a la compañía con oficina propia entre producción y la oficina de Carlos.

¿Cómo era Carlos entonces?
Como siempre fue: polémico, “era el hombre mas querido y mas temido del lugar” como rapeaba en esos años el entonces joven e idealista Fito Páez refiriéndose a Simón Bolívar.
  
En 1990 Carlos ya era una leyenda en Venezuela y parte del mundo, muy famoso y muy poderoso. ¿Se le sentía el poder?
Sí, él era absolutamente consciente de su poder y sabía ejercerlo, no hubiese llegado a tenerlo si no hubiese tenido la sabiduría para aprovecharlo y dirigirlo en beneficio de su grupo, de la cultura venezolana y la mundial, porque no era una persona que buscaba la gloria para sí. No era fatuo ni banal. Sabía que debía aprovechar el poder para construir y eso fue lo que hizo con total generosidad e inteligencia. Le dio un lugar de privilegio a Rajatabla en el orden mundial, a Venezuela como país-emblema de la cultura teatral y al mundo con el intercambio a través de uno de los mejores y más prestigiosos Festivales del mundo. Bien podría haber sido un megalómano que aprovechara su carisma a su favor y no dejara nada tras de sí. Por el contrario yo conocí a un hombre tímido, inteligente y sensibilísimo que se escondía tras una coraza de altanería.

Yo ya lo conocí así, pero mi proceso fue inverso. Cuanto más lo conocía más descubría su enorme humanidad y fragilidad. Si se convirtió en el hombre mas poderoso de la cultura venezolana es porque afortunadamente no dejó pasar la oportunidad de serlo y su fin último no perseguía el poder sino para construir un mundo cultural más ancho y más alto.

¿Carlos era valorado en Córdoba? Porque tengo la sensación de que el mundo cultural de Buenos Aires no tenía interés por su trabajo, aunque tuvo un gran éxito de público las veces que se presentó allí.
Carlos no era reconocido en Argentina como fueron Arias o Lavelli, ni siquiera como Gené o Emilio Alfaro. En Córdoba fue valorado más por el público a partir de su regreso con el Festival Latinoamericano de Teatro, con las  míticas presentaciones de Rajatabla y con su versión de “El Reñidero” con la Comedia Cordobesa.
Buenos Aires hasta el día de hoy lo ignora, como a la mayoría de los creadores del interior que no entran en el juego de las “tertulias virreynales” y el patético star system de una capital aislada del mundo. El problema que Argentina a pesar de su Constitución Republicana, jamás fue una Confederación de Provincias sino una Aduana que administra las riquezas que entran y salen del país. Entonces, es incapaz de ver lo que no se genera dentro de sí misma, una ciudad macrocefálica y autorreferencial.


Carlos era un hombre muy generoso, de ayudar mucho a la gente tanto con dinero como con trabajo. En general tenía un carácter apacible pero cuando se enojaba estallaba como un volcán. Yo, que trabajé con él, lo escuché gritar muchas veces pero nunca sin motivo. ¿Cómo fue tu relación con él?
Mi relación con Carlos era muy particular, siempre fue muy respetuoso conmigo y valoraba mucho mis observaciones y consejos, era uno de los pocos que podía entrar en su oficina sin filtro y tratar con el Carlos cotidiano. Su carácter era muy volátil por la impotencia que le daba la falta de comprensión ante la catarata de ideas brillantes que generaba constantemente, su euforia podía pasar a ira cuando se sentía incomprendido, como si viera caer una antorcha y desparecer en la oscuridad de un pozo profundo.
Pero también lo hacía pour la galerie, como un famoso momento que presencié. Estaba en mi oficina cuando sentí a Carlos vociferar y lanzar una máquina de escribir que cruzó su despacho y fue a parar la pared de la secretaría. Entré por una puerta lateral preocupado y encontré a la comisión directiva con la cabeza gacha mientras él me veía entrar y me guiñaba el ojo con picardía. En realidad estaba relajado y divertido. Todo era un acto para lograr algún objetivo incomprendido.

¡Increíble! Eres el primer entrevistado que vio la famosa escena de la máquina de escribir, que ya es leyenda urbana.
Jajá, no sólo lo vi. Escuche un estruendo que aún hace eco a través de los años. Como toda leyenda urbana fue creada con una mezcla de picardía y mise en scene.






Carlos Giménez en Central Park, New York, dirigiendo "La Tempestad". Foto: Marcelo Pont

Carlos Giménez y la escenografía de "El Campo", de Griselda Gambaro. Foto y escenografía: Marcelo Pont




Marcelo, ¿en qué obras trabajaste con Carlos?
Mi primer trabajo con Carlos fue “La Tempestad”, que montamos en New York en Teatro Delacorte en el Central Park durante 15 días en el New York Shakespeare Festival. Luego vinieron la Gala Presidencial para la Cumbre de Presidentes Latinoamericanos en México, “El Campo”, “Oficina Número Uno”, “La Noche de los Tiempos”, “Mozart el Ángel Amadeus” (con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, Teatro Teresa Carreño).

¿Tienes alguna anécdota del montaje en Nueva York?
En los ensayos Carlos metía mucha presión como siempre para tener lo antes posible listo el montaje para pulir al máximo cada detalle. Era una escenografía monumental de 25 metros de ancho por nueve de alto, con una grúa de doce metros y un piso de toneladas de arena estéril. Y el equipo técnico del teatro Delacorte trabajaba al eficiente estilo yanqui con su hora de tomar el chocolate, su parsimonia protocolar y sus lógicas reglas de seguridad (de hecho tuvimos que hacer la grúa en escenografía porque movíamos actores colgados de ella y una real no entraba en el seguro). Así que el ritmo no era negociable. Terminé peleándome con el Jefe Técnico que hizo retirar ofendido a su personal para que permanecieran de brazos cruzados fuera del escenario y como el elenco de Rajatabla estaba organizado para montar sus propios espectáculos (ya habíamos hecho un premontaje en el Cuartel San Carlos antes de viajar), nos pusimos todos a terminarlo y lo dejamos listo dos días antes. Durante el día montábamos y durante la noche se ensayaba e iluminaba. A pesar de nuestra soberbia, que entonces interpretábamos como “prepotencia de trabajo” nos ganamos el respeto de los técnicos y se tuvo el tiempo necesario para terminar todo al nivel de excelencia buscado. Es que recién con la “orquesta afinada” podíamos probar como “sonaba la sinfonía” y Carlos trabajaba con un criterio de precisión absoluto que por supuesto yo también siempre he compartido.

¿Cómo nacían las escenografías? ¿Él tenía una idea, te la contaba y tú la desarrollabas? ¿Tú le proponías una idea? ¿Entre los dos la creaban? ¿Cómo era el proceso de creación? Porque para Carlos la escenografía era tan importante como la palabra.
Sí, en la obra de Carlos es inescindible la narrativa de la estética, porque se trata de una estética narrativa, algo similar al cine de Kurosawa. Primero leía cada uno la obra, luego nos juntábamos a hacer un brainstorming, donde en general Carlos daba una idea del clima que sentía en la obra o cual podía ser el detonante. Buscábamos reducir el concepto a una idea fuerza y la cruzábamos con un clima narrativo. Era un teatro de imágenes pero que partía de las imágenes literarias. Luego yo desarrollaba lo conversado y lo ajustábamos hasta simplificar y compactar al máximo la propuesta escénica, para que aumentara su potencial evocativo.

           
¿Cuál de sus obras de teatro te impactó más? ¿Por qué?
Ante un autor de universos escénicos inagotables es imposible elegir sólo uno. Hay artistas que hacemos una o dos obras memorables y con eso ya aportamos nuestra llama, están los que con tantas creaciones iluminan el camino.

¿Qué es lo más importante que aprendiste de Carlos?
Respetar el espacio teatral como un lugar sagrado, una fuente de poder, una ventana del espíritu humano.

¿Qué es lo que más valoras de su trabajo y de su persona?
Su infatigable talento para hacer trascender ese profundo humanismo que transformaba a sus obras en una experiencia inolvidable así como la invalorable cantidad de clases magistrales que recibimos de él en cada ensayo.

¿Qué significó para ti la muerte de Carlos?
La muerte no tiene un significado ni un propósito, se lleva a Mozart y a Mengele por igual. El dolor que nos cause depende del puente emotivo que logremos construir con el que se va. Ese dolor por grande que sea no superará jamás la pérdida.

¿Y para la cultura venezolana?
La extinción de una edad de oro. Es imposible reemplazar el brillo de algunas personas, será la suma de talentos y esfuerzos lo que genere un nuevo hito. De ellos dependerá si asumen el riesgo y la responsabilidad.

¿Y para Córdoba?
Con su habitual digestión lenta, pasó más de una década para que se lo considerara y recordara. Actualmente la sala principal del Teatro Real (una especie de Teatro Nacional), sede de la Comedia Cordobesa, lleva el nombre de Sala Carlos Giménez.

¿Quieres contarme alguna anécdota que hayas vivido con él?
Poco antes de enfermarse me confesó que estaba a punto de dar un gran giro en su carrera, tenía invitaciones de dos de los principales teatros de Europa. Además comenzaba a soñar con el cine y me invitaba a acompañarlo creativamente en esos nuevos caminos, su duda era cómo compatibilizarlo con sus funciones y sobre todo con Rajatabla porque no podía ausentarse tanto tiempo.
No tuvo tiempo de resolver su último dilema.

 Si Carlos pudiera escucharte, ¿qué le dirías?
Si tal extravagancia existiera, creo que preferiría escucharlo.



Buenos Aires
15 de octubre de 2013

Fotografías: cortesía Marcelo Pont





Director de Arte. Escenógrafo.
Miembro de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina.
http://marcelopont.com.ar/
Contacto: marcelopont@gmail.com

Premios.
Premio Goya Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España
(Nominado Mejor Dirección de Arte, EL SECRETO DE SUS OJOS, 2010)

Premio Cóndor de Plata Asociación de Cronistas Cinematográficos de Argentina
(Nominado Mejor Dirección de Arte, EL SECRETO DE SUS OJOS, 2010)

Premio Sur Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Argentina
(Mejor Dirección de Arte, EL SECRETO DE SUS OJOS, 2009)

Premio Festival de Cine Venezolano de Mérida
(Mejor Director de Arte, PURAS JOYITAS, 2008)

Premio Municipal de Cine
(Mejor Director de Arte, PURAS JOYITAS, 2008)

Premio ANAC de Cine (Mejor Director de Arte, 100 AÑOS DE PERDÓN, 1997)

Bronze World Medal New York Festival
(Mejor Director de Arte en Cine Publicitario, 1997)

Cine: Diseño de Producción, Director de Arte en Largometrajes, Cortometrajes y Documentales. Mas de 200 comerciales para América y Europa.

Teatro: Director de Arte, Escenógrafo y Vestuarista (Autodidacta, discípulo del Maestro Rafael Reyeros) Mas de 300 obras entre Óperas, Espectáculos Musicales, Teatro y Danza. Formó parte del Grupo Rajatabla, trabajó para los principales grupos teatrales fundacionales de Venezuela y Argentina.


LARGOMETRAJES

EL SECRETO DE SUS OJOS (2009, Buenos Aires/Argentina)
Dirección: JUAN JOSÉ CAMPANELLA.
Premios de las ACADEMIAS DE ARTES Y CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS:
PREMIO OSCAR MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA.
PREMIO GOYA MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA.
PREMIO ARIEL MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA.
PREMIO SUR MEJOR PELÍCULA

AZUL Y NO TAN ROSA (2012, Caracas/Venezuela – Madrid/España)
Dirección: MIGUEL FERRARI.

PIEDRA, PAPEL O TIJERA (2012, Caracas/Venezuela)
Dirección: HERNÁN JABES.

LA HORA CERO (2010, Caracas/Venezuela)
Dirección: DIEGO VELASCO.

PURAS JOYITAS (2007, Caracas/Venezuela)
Dirección: HENRY RIVERO Y CÉSAR OROPEZA.

JENNIFER´S SHADOW (2004, USA/Argentina)
Dirección: DANIEL DE LA VEGA Y PABLO PARÉS.

100 AÑOS DE PERDÓN (1998, Caracas/Venezuela)
Dirección: ALEJANDRO SADERMAN.

EL GENERAL Y LA FIEBRE (1993, Córdoba/Argentina)
Dirección: JORGE COSCIA.


CORTOMETRAJES
 EN LOS ROQUES (1998, Caracas/Venezuela)
Dirección: HERNÁN JABES.

900-PANICO (2003, Caracas/Venezuela)
Dirección: HERNÁN JABES.


TALLERES, SEMINARIOS Y CONFERENCIAS
Seminario de Diseño de Producción y Dirección de Arte.
IV Simposio Internacional de Cine y Estética.
FUNDEARC, Fundación para el Desarrollo de las Artes y la Cultura.
ULA (Universidad de Los Andes), Mérida, Venezuela. (2012)

Conferencia Semana ABC (Asociación Brasilera de Cinematografía).
Cinemateca Brasilera de San Pablo, Brasil. (2012)

Seminario de Diseño de Producción y Dirección de Arte.
UNAB (Universidad Autónoma de Bucaramanga).
Bucaramanga, Colombia. (2012)

Seminario de Diseño de Producción y Dirección de Arte.
MICCBO (Muestra Internacional de Cine Ciudad de Bogotá).
Universidad De Bogota Jorge Tadeo Lozano, Bogotá, Colombia. (2012)

Seminario de Diseño de Producción y Dirección de Arte.
CINEXPERIENCIA (Seminarios de Capacitación Cinematográfica).
Centro Cultural "Victoria Ocampo", Mar del Plata, Argentina. (2010)

Taller intensivo de Diseño de Producción y Dirección de Arte.
CERO EN CONDUCTA (Gimnasio Cinematográfico).
Cine Club Municipal "Hugo del Carril", Córdoba, Argentina. (2010)


Marcelo Pont y el teatro: En 1983 comienza su carrera como Diseñador de Escenografía y Vestuario para Teatro, Cine y Televisión, formándose con el maestro Rafael Reyeros, para luego especializarse en el género del Teatro Lírico trabajando para la Fundación Libertador (Córdoba) en óperas como L´Orontea, Cuentos de Hoffmann, La Traviata. Y en el 2004, Aída, I Pagliacci y La Voz Humana en el Teatro Argentino de La Plata. Actualmente está preparando el montaje de Amahl y los visitantes nocturnos a estrenar en septiembre en el Teatro Municipal de Santa Fé. Trabajó junto a regisseurs como Constantino Juri, Eduardo Rodríguez Arguibel, Cheté Cavagliatto, José María Paolantonio.

En 1991 se radica en Caracas, Venezuela contratado por el Grupo Rajatabla dirigido por Carlos Giménez, con quien desarrolla obras como La Tempestad (Central Park, New York y Annenberg Centre, Philadelphia en el marco del New York Shakespeare Festival), El Campo, Oficina Número Uno, Mozart el Ángel Amadeus (con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, Teatro Teresa Carreño). Posteriormente para las principales compañías teatrales de Caracas, bajo la dirección de Ugo Ulive, Raúl Brambilla, Margo Sappington, Alberto Isola, Javier Vidal, Héctor Manrique, Michel Hausmann y otros destacados directores. Con más de ochenta obras en su haber, ha recibido numerosos premios entre los cuales cabe destacar: Premio Carlos, mejor Escenografía por Discepolín; Premio Nacional del Artista, por Calígula; Premio Municipal de Teatro, por Israfel y Calígula; Premio TIN, por Zaperoco; Premio Nacional del Artista, mejor Vestuario por Cómicos.


Desde el año 2001 se reinstala en Buenos Aires, donde diseña una nueva versión de Israfel para el Teatro Cervantes (ternado para el Trinidad Guevara 2001); El Corazón en una Jaula (2002), El Televidente (2003), La Zarza Ardiendo (2003), Teatro Cervantes; Juan Moreira (2004) en el Teatro del Pueblo; El Hombre de la Mancha (2005) en El Nacional –nominado premios ACE 2004/2005-; Víctor Victoria (2006), Teatro El Nacional –nominado premios ACE 2005/2006-; Transilvania y los fantasmas de la guerra (2008), Teatro del Abasto; Por Tu Padre (2010) con Federico Luppi, Multiteatro; La Paz del Hogar (2010), Teatro Payró; Pablo y Olinda (2011), Teatro de la Cooperación; Yepeto (2011), Teatro Cervantes; actualmente está diseñando Incendios, Bogotá; Reflejos, Teatro de La Cooperación Buenos Aires; Lobo Rojo, VAF New York.




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Carlos Giménez por Norma Aleandro, actriz y directora, nominada al Oscar, ganadora del Golden Globe y del Festival de Cannes: