Sí, "Te quiero" Carlos Giménez / por viviana marcela iriart, París 5 de marzo de 2015





“Por eso nos afectan tanto los recuerdos,

las fechas, los días de cumpleaños,

los nacimientos y las despedidas.

Algo de nosotros se queda en los calendarios sin uso,

tal vez para continuar aquella tradición temprana de coleccionar 

tarjetas postales.”

Carlos Giménez,  28 de febrero de 1991, El Nacional






Con esta canción de Mario Benedetti y Alberto Favero"Te quiero"cantada por la Schola Cantorum de Venezuela dirigida por María Guinand en el Cementerio del Este de Caracasdespedimos a Carlos Giménez por última vez el 29 de Marzo de 1993. Era su canción favorita.

La despedida había comenzado un día antes, el 28, cuando con profunda tristeza pero también con alivio porque dejaba de sufrir, nos enteramos que Carlos se había ido para siempre.

Nunca más Carlos en los pasillos de Parque Central, en el café Rajatabla, en el Ateneo de Caracas, cruzando la calle desde Parque Central al Teresa Carreño o viceversa; nunca más  en las páginas de El Nacional con algún artículo memorable, en los ensayos, en los estrenos, en la dirección e inauguraciones de los festivales internacionales de teatro de Caracas. Nunca más la risa de Carlos, su picardía, su timidez, su rebeldía ante la injusticia, sus rabietas, su ternura, su generosidad, su melancolía, su honestidad, sus sueños, su talento, su conmovedor e inagotable talento en todo lo que hacía, que era mucho más que teatro.

Nunca más Carlos ayudando (entre tantos pero tantos) al hombre con discapacidad mental y física que cuidaba los carros en Los Caobos, vestía harapos y dormía en las calles, que terminó con ropa decente, "cuidando" Rajatabla, durmiendo en un camerino, comiendo todos los días y teniendo el respeto y el cariño de  la gente.  Ese hombre  que en su media lengua, llorando desesperadamente, miraba a Carlos, tan joven, tan bello en el féretro y decía: "¿Por qué te fuiste, Carlitos, por qué?"

El gobierno había decretado tres días de duelo nacional y toda Caracas parecía estar de duelo aunque seguramente exagero, porque cuando el dolor duele tanto a veces nos parece que toda la ciudad llora nuestras lágrimas. 

Pero en la  Funeraría Vallés parecía estar toda Venezuela y parte de América y Europa también. Afuera las calles estaban llenas de gente esperando que alguien saliera para poder entrar pero nadie salía, nadie quería dejar de estar a su lado y nadie abandonaba las calles tampoco. 

Recuerdo a su mamá, Doña Carmen, tan chiquitica y estoica, que miraba con ojos de pesadilla queriendo despertar pero sin embargo tan fuerte. Toda su familia conmovía por su entereza: sus hermanas, mi querida amiga Anita, y Norma; su cuñado Percy; su sobrino Carli, sus sobrinas Marianita y Gaby, tan jóvenes para tanto dolor.

Cuando el féretro salió la gente comenzó a aplaudir y gritar: "Bravo, Carlos, bravo", como sucedía en todos sus estrenos, y los aplausos y "bravos" de adentro se fundieron y multiplicaron con los de afuera y se convirtieron en un rugido emocionante que no impedía sentir la caída de las lágrimas, que subían hasta el Avila buscando consuelo.

Era un día de mucho sol el día que cantamos "Te quiero", hermoso, con una luz maravillosa que parecía haber sido diseñada por Carlos, pero para las cientos de personas que asistimos a su entierro no dejaba de diluviar, como en una de sus más hermosas obras, "El Coronel no tiene quien le escriba".

El sol volvió a salir con el tiempo, pero sin Carlos, nunca alumbró igual.


©viviana marcela iriart
París, 5 de marzo de 2015




Te quiero

(Mario Benedetti - Alberto Favero)

Tus manos son mi caricia 
mis acordes cotidianos 
te quiero porque tus manos 
trabajan por la justicia 


si te quiero es porque sos 

mi amor mi cómplice y todo 

y en la calle codo a codo 

somos mucho más que dos 



tus ojos son mi conjuro 

contra la mala jornada 

te quiero por tu mirada 

que mira y siembra futuro 



tu boca que es tuya y mía 

tu boca no se equivoca 

te quiero porque tu boca 

sabe gritar rebeldía 



si te quiero es porque sos 

mi amor mi cómplice y todo 

y en la calle codo a codo 

somos mucho más que dos 



y por tu rostro sincero 

y tu paso vagabundo 

y tu llanto por el mundo 

porque sos pueblo te quiero 



y porque amor no es aureola 

ni cándida moraleja 

y porque somos pareja 

que sabe que no está sola 



te quiero en mi paraíso 

es decir que en mi país 

la gente viva feliz 

aunque no tenga permiso 



si te quiero es porque sos 

mi amor mi cómplice y todo 

y en la calle codo a codo 

somos mucho más que dos.