Carlos Giménez por Esther Dita Kohn de Cohen, Caracas, marzo 2016










Yo planté 18 árboles en Israel a nombre de Carlos, porque 18 en hebreo significa vida, Jai, y yo quería por lo menos sentirme bien y que hubiera por lo menos 18 árboles con el nombre de Carlos porque yo lo quería muchísimo. Él estaba muy mal, habló mucho conmigo (cuando Carlos estaba internado en el Centro Médico y ella fue a visitarlo)…y… fue terrible… fue fuerte.

¡Y para la cultura venezolana ni se diga! Claro que significó fuertemente una pérdida demasiado grande para Venezuela, Venezuela quedó como viuda de teatro. Terrible.

No te puedo contar mucho de Carlos porque fueron muchas cosas pequeñas y grandes las que compartimos. Yo le ofrecí Prisma (antes de que Carlos se enfermara) pero él no lo quiso y después ofreció comprármelo pero el espacio ya estaba vendido (ríe con dolor). Yo se lo dije tanto a Carlos y a todos, pero nadie me apoyó cuando quería entregarle el espacio al gobierno, nadie quiso, ni siquiera él que podría haber dicho “déjamelo a mí” pero no quiso.

Tantas cosas que te dije, Carlos, podrías haber seguido con el teatro, tenías un espacio tan bonito conmigo y  hubieras hecho obras conjuntamente con el Rajatabla y yo me hubiera  ido tranquila porque sabía que en tus manos hubiera continuado realmente el seguimiento de mi obra, de lo que yo empecé a hacer.

Y muchas gracias, Viviana, fue un placer  hablar contigo.

©Esther Dita Kohn de Cohen
Mecenas de la cultura venezolana
Caracas, marzo 2016