Sonia Zilzer, socióloga caraqueña
graduada en la UCAB, fue la Coordinadora del tercer volumen del libro Exilio a la Vida publicado en 2011. Gerente de Cultura de la Unión Israelita de Caracas, institución que editó los tres libros, trabajó varios años en Ginebra en el CIM (Comité Intergubernamental
para las Migraciones, hoy OIM).
¿Qué
es Exilio a la Vida?
Es un proyecto de memoria histórica
para resguardar el testimonio de
sobrevivientes de la Shoa que viven en Venezuela, que se concretó en la
publicación de tres libros. Este proyecto surgió en el año 2004 aproximadamente, en la
Comisión de Cultura de la Unión Israelita de Caracas, dirigida entonces por
Dita Cohén, Marianne Beker y Rebeca Lustgarten, quienes estaban desarrollando el proyecto de historia oral, donde se grabaron en video más de 300 entrevistas a
fundadores y activistas de la comunidad judía de Venezuela. Con esa
información, la recolección de documentos y fotografías se produjo el
documental Valió la Pena, dirigido
por Henry Grunberg, con guión de Néstor Garrido
y Lilian Rotter, que cuenta el surgimiento de la comunidad askenazí en el país.
Los entrevistadores del
proyecto también habían participado en el proyecto de la Shoah Visual History Foundation, creado por Steven Spilberg después de la filmación de La Lista de Schindler, que consistía en recolectar en video los testimonios de los
sobrevivientes de la Shoah alrededor del mundo.
¿Cuántas
entrevistas realizó la Shoah Fundation en Venezuela?
Alrededor de 300. Y partiendo de esos testimonios se decidió realizar el libro. Se pidió autorización a la Fundación, se transcribieron y luego Jacqueline Goldberg, escritora altamente
reconocida, los editó y convirtió en relatos.
¿Cómo
surgió la idea de publicar en un libro los testimonios de las víctimas del
Holocausto que viven en Venezuela?
Era un paso obligado
asegurar que la historia de la Shoah quedara en resguardo y pudiera
transmitirse de la forma más directa a las siguientes generaciones. La memoria
es el camino a la identidad, nos permite vincularnos con el pasado, aprender de
él y seguir adelante construyendo y asegurando nuestros valores.
La recolección de los testimonios ofrece muchos
aportes, primero el que mencioné antes,
pero también permite al lector establecer una comunicación directa, vivencial
con el sobreviviente; quedamos identificados con su historia, sabemos quien es,
de donde vino y como se salvó. Es una forma de apropiarse de esa historia, que
nos invita a la reflexión; hace que surja el sentimiento de compasión, en su
sentido más benévolo y profundo, y de esa forma
nos protege de la intolerancia.
(...)
Fragmento del libro ENTREVISTAS
Caracas, Agosto 2012