Dita Cohen años 80. Fuente: Marta Candia
Querida Dita: Hace varios años te dije, y
ahora me da mucho placer decirlo en público, que el mundo sería un lugar más
hermoso si existieran más personas como tú. Tú te sonrojaste, sonreíste con
timidez y bajaste los ojos. Hoy agrego que si las Naciones Unidas eligieran a
las 7 personas más maravillosas del mundo, tú serías elegida por unanimidad las
7 veces. No porque no haya personas maravillosas, algunas de ellas están en
esta sala, sino porque tú eres la suma de todas ellas.
Tu calidad humana es tan grande que te
coloca en un plano espiritual fuera de nuestro alcance, un plano en el que hay
muy pocas personas. Pero tú siempre bajas a nuestra altura, porque eres
conmovedora y maravillosamente humilde.
Tú has ayudado a tantas personas que no alcanza la vida para contarlo. Y lo haces en silencio. Y dando no lo que te sobra sino
lo que el prójimo necesita.
Es para mí un honor, un orgullo y una
alegría que tú seas mi amiga desde hace 30 años, cuando me contrataste como
directora de Promoción del Centro Cultural Prisma, en Los Palos
Grandes, y desde el primer día me trataste como a una amiga no como a una
empleada. Lo que más me conmovió entonces, y me sigue conmoviendo ahora, es tu
bondad, tu generosidad y tu humildad. Y me encanta tu humor y tu mente
brillante siempre inventando proyectos para ayudar a la gente. En 30 años nunca
te escuché hablar mal de nadie, ni siquiera de las personas que te abandonaron
cuando tuviste que cerrar tu gran sueño, Prisma, por la desidia gubernamental, y Venezuela perdió la mejor escuela
de teatro que jamás haya tenido. Por suerte seguiste produciendo teatro, porque
eres una de las mejores productoras del mundo. Pero tu amor por la humanidad no
menguó y entonces fundaste el Espacio Anna Frank, una ONG que
promueve la tolerancia, el entendimiento y la paz.
Pero había una cosa que me irritaba de ti:
que ayudaras a gente arribista y
desagradecida, esa que siempre revolotea a tu alrededor. Cuando te lo
reclamaba, tú sonreías con ternura y me decías: “La están pasando mal y, ¿quién
es perfecto?” Allí donde yo veía arribismo tú, con tu infinita bondad, veías la
necesidad.
Confieso que no te entendí hasta hace 2
años atrás, cuando me invitaste a almorzar a tu
casa y dijiste, no es textual pero casi: “Yo agradezco cuando una
persona me pide ayuda, porque al permitirme ayudarla me ayuda a mí a
convertirme en mejor persona”. Querida
Dita, tú no existes: tú eres un milagro.
Por todo esto, gracias por dignificar a la
raza humana y ojalá que este homenaje se reproduzca por el mundo, porque tú,
querida, amada, admirada Dita, eres el
Mejor Patrimonio de la Humanidad.
Y estoy segura de que Vinicius de Moraes pensó en ti cuando
escribió:
Un abrazo enorme como nuestro Ávila.
Ex directora de Promoción del Centro
Cultural Prisma.
Escritora.
29 de septiembre de 2014.
Artículo escrito para el homenaje realizado a Esther “Dita” Cohen como mecenas de la cultura venezolana, el 19 de octubre de 2014 en Hebraica, Caracas.
Fuente: Revista Primera Fila
Fuente: vmi
Esther Dita Cohen recibió merecido homenaje por ser mecenas de la cultura venezolana y luchadora por la tolerancia
El Universal, El Nacional, Nuevo Mundo Israelita, Caracas, 13-20 octubre 2014
Dita Cohen homenajeda. Foto Raúl Romero |
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Homenajearon a Esther "Dita" Cohen por apoyo a la cultura / Humberto Sánchez Amaya, Caracas 20 de octubre de 2014, El Nacional
El evento se realizó en el Hebraica, se hizo un repaso de su aporte al arte y se habló de los proyectos actuales
Por su trayectoria en la promoción del teatro y la cultura en Venezuela, la comunidad israelí en el país rindió homenaje a Esther "Dita" Cohen, actual presidenta del Espacio Anna Frank.
“Lo recibo con mucho cariño, con mucho amor. Ahora que conocen mi pasado deben saber lo que tengo para el futuro, porque todavía tengo futuro”, dijo en el acto realizado ayer en el Hebraica quien fue durante años directora de Cultura de la Unión Israelita de Caracas.
En el evento varios de los invitados recordaron cómo fueron los inicios de Cohen en el teatro, cuando formó hace más de 30 años el grupo teatral Prisma, que llegó a hacer montajes como El triciclo de Fernando Arrabal, El cero transparente de Alfonso Vallejo, Los siameses de Griselda Gambado y El gorro de cascabeles de Luigi Pirandello.
Entre los proyectos que Cohen lleva a cabo con el Espacio Anna Frank está la realización de exposiciones itinerantes en varios centros comerciales y universidades, con el objetivo de promover el respeto a las diferencias. También editan material didáctico para centros educativos.
“La modernidad nos ha hecho dar cuenta de lo importante que es la imagen para dar a conocer el mensaje”, afirmó la homenajeada, de 79 años de edad.
Recordó que hace poco publicaron el libro Rumbo a la libertad, con testimonios de personas de la comunidad judía que emigraron a Venezuela. Informó que en imprenta se encuentra el segundo título de la serie sobre la tragedia de Vargas en 1999.
©Humberto Sánchez Amaya
Caracas 20 de octubre de 2014
Fuente: El Nacional
Esther “Dita” Cohen: una fuente de inspiración, por Mercedes Chocrón de Russo, Nuevo Mundo Israelita
Homenaje comunitario y como mecenas de la cultura en ocasión de la clausura del Festival de Teatro Interclubes 2014
Desde su juventud, Esther “Dita” Cohen se subyugó al teatro, entregó su pasión a su comunidad y a todos sus congéneres. Su alma altruista se desbordó a todo su entorno. Dita ha impulsado la realización de múltiples obras teatrales, exposiciones, conciertos, proyectos editoriales y eventos culturales dentro de nuestra comunidad y en Venezuela. El 19 de octubre, cuando baje el telón del Festival de Teatro Interclubes 2014 cuyo premio este año lleva su nombre, el CSCD Hebraica se honrará en homenajearla junto a distinguidas personalidades del medio artístico y cultural de Venezuela, familiares y amigos en ocasión de atestiguarle nuestro reconocimiento a una vida ejemplar dedicada a su familia, su comunidad y su país.
El tributo tendrá lugar a las 11 de la mañana en el Centro Creativo Brief-Kohn y en la premiación del Festival a las 6 de la tarde en el Anfiteatro Jacobo y Sofía Mishkin de Hebraica.
Pasión por el teatro
La repuesta a la pregunta de dónde viene esa pasión de Dita Cohén por el teatro es muy clara. A media cuadra de la escuela pública para niñas donde Dita, su hermana Marianne y Elisa Lerner cursaron primaria, estaba el Teatro Nacional. Desde su niñez, gracias a esa vecindad teatral le viene el amor por el arte de las tablas.
Su amiga de la infancia Elisa Lerner escribió sobre ella recuerdos entrañables: “No extraña en Dita esa vocación profunda hacia el teatro al proceder ella de una familia judía. Los judíos con miembros de una parentela fragmentada —muchas veces diezmada— por una historia adversa, en el ir y venir del escenario, encuentran consuelo en esos parientes de ficción que son los personajes de, pongamos por caso, Arthur Miller. A veces no tan distintos de otros parientes de la verdad consanguínea. Pero, de igual manera, casi de ficción, porque un largo avatar, una larga desdicha, hizo que, en ocasiones, solo se les haya conocido a través de cartas remotísimas y de fotografías desleídas… Toda vocación inagotable viene de la niñez. No sé de qué artimañas se valió Dita. ¿No se tiene dicho que era ella una niña muy lista? Pero, de seguro, fue esa su primera emprendedora aventura de éxito. Entrar al gran teatro, vecino a nuestra escuelita, maravillarse con lo que sucedía en la escena y persistir”.
Una fuente de inspiración
Sonia Zilzer, directora de la Biblioteca Leo y Anita Blumn de la Unión Israelita de Caracas, expresó sus recuerdos sobre la homenajeada: “El paso de Dita por Cultura de la UIC es el paso de una fuente de inspiración, de un motor en marcha, de la alegría contagiosa para emprender los proyectos, de dejar tras de sí gente que sigue con entusiasmo el camino dejado por ella. Dita decía que el trabajo de cultura era la construcción del ‘edificio virtual del Judaísmo venezolano’, que los pioneros dejaron bien sentadas las bases de nuestra kehilá y que nuestra labor era darle aún más riqueza, cultura y belleza a nuestras tradiciones”.
Mercedes Chocrón de Russo
Gerencia de Comunicaciones e Información del CSCD Hebraica
Trabajos de Dita Cohen en la UIC
Obras de teatro:
El mono
El grito de la langosta
Lecturas de Miller
Ladrona de almas
Número 174517 Auschwitz
Exposiciones:
Reflejos de nuestra presencia en Venezuela
Bar Mitzvá: fe, tradición y arte
El colegio: Pasé o pasó por mí
Bauhaus
Germinaciones.
Proyectos editoriales:
Valió la pena
Noticia de una diáspora
Ciclos de charlas y eventos:
Café con fe, charlas con el rabino Brener
Mameloshen: conversa en idish
Abriendo libros: círculos de lectura.
Eventos musicales:
Ballet de Jerusalén en Caracas
Festival de Corales
Homenaje a Jacques Braunstein
Brundibar.
Además de charlas, conferencias y cursos con invitados nacionales e internacionales, organización de la biblioteca y restauración del Museo Kern, ciclos de cine y festival gastronómico.
Nuestra Dita
La energía sin treguas para ella misma, el coraje inmenso que ha sido su destino en Dita estuvo presente desde siempre en la niña torrencial y, al unísono, de una generosidad precisa. Eran dos hermanas. El árbol del azar a veces despliega sus hojas con alguna benevolencia. De modo que el encuentro con Dita y su hermana Marianne, ligeramente mayor, tuvo lugar en la escuelita federal de la esquina de Cipreses. No importa si luego el albur no nos hubiera permitido seguir mayores estudios. En tan modesta escuelita recibimos buena formación para desentrañar algunos pliegues del mundo. A Dita y a Marianne desde el primer momento las vi como unas hermanas con sello propio. De alguna manera aún vagarosa sabía que dejarían honda huella en el corazón de mis días.
Con Marianne compartí los grados, los diversos salones donde nuestra infancia fue rodando. Era brillante, alta, muy alta y bellísima. Se le daba muy bien todo, la ardua matemática, los poemas que escribía. Dita era robusta, ágil y bien plantada. Inventaba bromas, rochelas, juegos. No sabía ella misma, en la edad de la inocencia, que sería su forma de inicio para un conocimiento de los desdoblamientos del teatro. Pero apartaba las bromas, las rochelas, los juegos si tenía una compañerita llorosa al lado a la que podía prestar consuelo activo. En suma, Marianne era la intelectual. Pero en la traviesa y, a la vez, compasiva Dita asomaba una hacedora.
Una vez, en una matinée de la infancia, recuerdo haberme topado con Marianne y Dita mientras veíamos El ladrón de Bagdad en el viejo cine “Olimpia”, donde Sabú, un muchacho hindú, iba por los cielos en alfombra mágica cumpliendo sin más todos sus recados. Y, quizá, en otro cine de barrio, a rebotar, con nuestras respectivas familias embelesados todos con El gran vals. Pido de antemano perdón a los respetables rabinos de luengas barbas que nos alientan con sus rezos y sus cálidas tazas de té. Para nosotras, hijas de jóvenes parejas idish emigradas de Europa, Hollywood con sus grandes productores, directores y actores judíos no dejaba de ser como una sinagoga fantasiosa, divertida y por demás cosmopolita.
Dita, al igual que Marianne, se manejaba estupendamente bien en el mundo pragmático del día, el de los números y en el de la noche, el de las artes. Sin medias tintas en la vida, mientras estaba por graduarse de economista la recuerdo esposa jovencísima, casi adolescente, muy deportiva, caminando por la Ciudad Universitaria bajo un sol de justicia en uno de sus primeros embarazos. Hoy rodeada de su floreciente y triunfal familia ella me parece la alcaldesa más feliz de una ciudadanía entrañable.
Dita, la precoz hacedora, siguió construyéndose en las dos veredas que la han significado: el teatro y la devoción solidaria por la gente. Porque guardo el recuerdo de una mujer no judía a la que después de años de no verla la encontré, da pena decirlo, algo desmantelada, hecha casi una ruina. En medio de ese cuadro tan poco favorecedor los ojos le chispeaban de entusiasmo, de alegre agradecimiento cuando, casi de inmediato, hizo alusión a Dita, a lo buena compradora de sus cuadros que había sido. Al parecer esta inteligente y culta mujer, visitada por el desamparo como Blanche Du Bois, había devenido en pintora. El amable corazón de Dita tiene una vasta memoria para recordar y aliviar el dolor y la necesidad del otro que para ella son fraternos no solo en nuestra comunidad.
No puede hablarse de Dita sin mencionar uno de sus hijos más preciados, el grupo teatral “Prisma”, del cual fuera fundadora y principal animadora y que diera lustre a nuestro teatro por años. ¿Qué empujó a Dita a su pasión por el teatro? Quizá, lo mismo que a otros hombres y mujeres judíos del teatro. La necesidad de “entretenerse”, de ser otros mientras olvidan por algunas horas la amarga historia de la que provienen.
Solo puedo añadir que mi vida, quizá, hubiera sido otra, más pobre, de no haberme encontrado justo a tiempo en la felicidad de la infancia con Dita y su hermana Marianne. A Dita le debo, siempre le deberé, no escribir para ella unas páginas de estremecida belleza como las del reportaje de Ida Gramcko publicado en el “Papel Literario” que rescatara para mí siendo ella aún una niña en la tierna edad iluminada ya por esa gentileza de corazón que arroja lejos de sí todo mal sobre el mundo.
Fuente: Nuevo Mundo Israelita
Caracas, 17 de octubre de 2014
Premio Esther Cohen
El Universal, 13 de octubre de 2014
Por una labor
Del 5 al 19 de octubre, tendrá lugar el XXII Festival de Teatro Interclubes 2014 Beyajad (Unidos) Premio Esther Dita Cohen, organizado por el Centro Social Cultural y Deportivo Hebraica, institución ganadora en la edición de 2013. Participarán 11 agrupaciones del país. En esta oportunidad se le rendirá un homenaje a Esther "Dita" Cohen, fundadora del Centro Cultural Prisma en la parroquia
El Universal, 13 de octubre de 2014
Fuente: El Universal