El coloquio Derechos Humanos: Promesas y Violaciones, organizado
en Caracas por la Fundación Diego Cisneros y la Embajada de Estados Unidos los días 28 y 29 de junio, reunió
a muchas importantes personalidades, una de ellas el periodista Ignacio
Lozano Jr., director de La Opinión, el diario de mayor circulación en idioma español de Los Ángeles,
quien aceptó dialogar con Semana.
Su apellido latino se debe a
su padre, de origen mexicano, que fundó en 1926 el periódico en el que Lozano
trabaja desde 1947. Director de la Sociedad Interamericana de
Prensa (SIP) y miembro de la Asociación de Prensa de California, en 1976-77
fue embajador de Estados Unidos en El Salvador.
Alto y robusto, hablando
perfecto castellano, de voz grave y modales tranquilos, Lozano –que nació en
Texas y estudió periodismo en la universidad de Notre Dame- respondió así a
nuestro requerimiento periodístico.
¿Cuál
es el objetivo de este coloquio?
Estudiar la situación de los
derechos humanos, sino en profundidad, sino más bien los medios por los cuales
se puede mejorar, promover y defender a éstos, ver qué organizaciones existen,
la función que desarrollan y establecer de que forma pueden usarse mejor.
¿Qué
es lo que va a lograrse?
Esta es una ocasión para
reunirnos personas interesadas en el tema, de Estados Unidos y Venezuela. Es
más bien un cambio de opiniones e impresiones. Un intercambio sobre la manera
en que mejor podemos defender los derechos humanos. Este coloquio no es jurado.
¿Qué
abarca para usted el término “derechos humanos”?
No se limita a la protección
de la integridad del individuo, también incluye sus derechos políticos y
económicos. Es la primera vez que un miembro de la SIP participa en un coloquio
de esta naturaleza y traemos la preocupación por uno de los derechos humanos: el
la libertad de prensa.
¿Cuál
es el aporte de este coloquio a las personas que están sufriendo la represión
de gobiernos opresores?
A través de este grupo no
van a recibir ninguna ayuda, ya hay
organizaciones que se ocupan de ellas. Nosotros nos reunimos para ver cómo
funcionan esas organizaciones.
¿Considera
usted que Amnistía Internacional funciona bien?
Estupendamente bien, yo no
soy miembro de esa organización pero le doy mi apoyo económico.
Usted
fue embajador en El Salvador, país azotado por graves disturbios los últimos
tiempos, ¿cómo vio la situación allá durante el período de su gestión?
Muy mal, con muchos
problemas sociales, y la situación se ha ido deteriorando que estoy preocupado
por el futuro de ese país.
Los
rebeldes salvadoreños consideran que el triunfo de la revolución en Nicaragua
será un punto a favor de ellos. ¿Ud. qué opina?
Yo no le veo la conexión a
lo de Nicaragua con lo de El Salvador, cada país tiene sus propios problemas y
El Salvador más que cualquier otro. E, independientemente de lo que suceda en
Nicaragua, se corre el riesgo de que la situación en El Salvador llegue a
límites semejantes a los del país gobernado por Somoza.
¿No
cree Ud. que la situación nicaragüense ha llegado a esos extremos gracias al
apoyo estadounidense?
Yo pienso que durante muchos
años Estados Unidos apoyó al régimen de Nicaragua, pero en la actualidad no
existe ningún tipo de apoyo moral ni militar. Los Estados Unidos votaron a
favor de la moción aprobada por la OEA y ya se ha dicho oficialmente que no hay
solución a los problemas de Nicaragua mientras se mantenga Somoza en el poder.
¿Qué
opina de la anunciada intervención militar norteamericana?
No estoy a favor de una
fuerza de paz de los Estados Unidos, pero tenemos que recordar que la
proposición hecha por mi país llevaba el imperativo de un cese de fuego antes
de que llegara la fuerza interamericana. Y sin ese cese de fuego no hubiera
funcionado una fuerza de paz. Porque se hubiera encontrado peleando con los dos
bandos. Ausente el cese de fuego, no puedo haber intervención militar y
desgraciadamente tendremos que dejar que la situación siga su curso.
¿Cuál
es su posición ante la llamada “Junta Nicaragüense Provisional de
Reconstrucción Nacional”?
Estoy a favor de ella, creo
que representa ampliamente a la oposición y como lo dice el título, “provisional”,
creo que es el instrumento adecuado para mantener el orden público hasta que se
llegue a una situación de suficiente normalidad que permita al país llegar a la
democracia.
Caracas, Revista Semana No. 567, 17 de julio de 1979