"Mi dolor de exilio es tan grande que cubre todo mi cuerpo.

Muevo un dedo del pie y sufro".

Lejos de casa


Viviana Marcela Iriart sobre Carlos Giménez: "Al llegar le sucede algo extraordinario: conoce a María Teresa Castillo", entrevista de Nelson Rivera, Papel Literario, El Nacional, 3 de marzo de 2024

 




Infinitas gracias a Nelson Rivera, director de Papel Literario y a El Nacional por conmemorar a Carlos a 31 años de su muerte.






VIVIANA MARCELA IRIART SOBRE CARLOS GIMÉNEZ, ENTREVISTA DE NELSON RIVERA, EL NACIONAL, PAPEL LITERARIO, DOMINGO 3 DE MARZO DE 2024

  

“AL LLEGAR LE SUCEDE ALGO EXTRAORDINARIO: CONOCE A MARÍA TERESA CASTILLO”

 

Viviana Marcela Iriart  (1958) es escritora argentina-venezolana, autora de dos libros sobre Carlos Giménez: Carlos Giménez el genio irreverente y ¡Bravo Carlos Giménez!, y compiladora del volumen María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992.

 

 





-Entiendo que Carlos Giménez llegó a Venezuela muy joven. ¿Cuál era su experiencia previa en el mundo del teatro? ¿Dónde se había formado? ¿Por qué Venezuela?

 

Sí, tenía apenas 23 años pero la experiencia teatral y gerencial de un hombre de 60.  Porque Carlos Giménez fue un genio al que no supimos ver ni comprender que empezó su carrera muy temprano. A los 10 años crea su primer grupo teatral, El Club de los Corazones Unidos, pero no era un niño jugando a hacer teatro: era un niño convirtiéndose en profesional. Carlos dirigía, versionaba, actuaba, realizaba la escenografía, iluminación, producción, promoción. Y editaba  un periódico cultural. Supongo que su madre, Carmen Gallardo, tuvo una gran influencia en su temprano amor por el teatro porque ella había sido actriz y tenido una compañía de teatro ambulante. Su madre fue su primera realizadora de vestuario y su hermana Anita fue fundadora, actriz y productora  de su segundo grupo. Las dos son figuras fundamentales en la vida de Carlos hasta su muerte.

 

A los 17 años se gradúa del Seminario de Teatro de Córdoba, Argentina, crea el grupo El Juglar y realiza su primera gira europea, con tanto éxito, que en Francia Jack Lang,  presidente del Festival de Teatro de Nancy, lo invita a participar en el festival al año siguiente.

En apenas 6 años Carlos realiza una carrera vertiginosa: 2 giras europeas y 2 premios otorgados por el ITI-UNESCO; 2 giras latinoamericanas y  1 premio en Medellín; dos veces invitado por el Festival de Teatro de Nancy; 23 obras dirigidas; crea el Primer Festival Nacional de Teatro de Argentina y diversos encuentros teatrales; tiene su propia sala de teatro; dirige en Managua a la Comedia Nacional de Nicaragua y en Argentina a la Comedia Cordobesa; toma  cursos de teatro en España y en Italia organiza un homenaje a Miguel Ángel Asturias. Además de director es actor, dramaturgo, productor, promotor y docente.

 De  la primera gira europea Carlos dijo:

“Ahí tomo  contacto con un mundo totalmente desconocido y hay un deslumbramiento que significa que, por lo menos yo, no voy a quedarme encerrado en los parámetros ni de la ciudad ni del país donde nací. Me doy cuenta que hay un desfase entre lo que yo quiero y lo que mi entorno, mi hábitat, me da”.

A los 19 años, invitado por Francia, Carlos necesita conseguir el dinero para realizar su segunda gira europea, su familia no es pudiente, ¿y qué hace? Le escribe una carta al presidente, el Dr. Arturo Illia, pidiéndole ayuda. ¡Y el presidente responde que sí! ¡Y lo recibe en la Casa Rosada!  Así es como Carlos gira durante 3 meses por Europa.

A los 20 años tiene su primer enfrentamiento con el poder, cuando los militares dan un golpe de estado y van a su teatro:

“…La obra terminaba con unas putitas que decían `chicas, chicas, la policía…`. Y fue un hecho real (…) Lo primero que hizo la policía fue destrozar el teatro, maltratar al público y arrestarme. Estuve en prisión durante tres días. No fue tan terrible, pero fue una experiencia impactante”.


 A los 22 años  realiza su primera gira sudamericana: “…una gira por tierra (…) Recuerdo vívidamente la experiencia que tuvimos en el Chorolque, un pico que está a 5.000 metros sobre el nivel del mar y que es la mina de estaño más alta del mundo. Allí, como no había luz, actuamos iluminados por los focos de los mineros, es decir, rodeados por 40 mineros que nos iluminaban con sus cascos (…)  Esta gira significó un descubrimiento pavoroso de América Latina, que va más allá de lo epidérmico. Entramos en contacto con la miseria total de América Latina  (…)  llegamos al Festival de Manizales (…) y el jurado integrado por Ernesto Sábato, Jack Lang y Miguel Ángel Asturias, nos otorga un premio”.

Para  no hacerte el cuento tan largo, Nelson, cuando Carlos llega a Venezuela ya era un fenómeno que había conquistado Europa y América Latina.

Y cuando muere en Caracas con apenas 46 años, el 28 de marzo de 1993, había dirigido 101 obras en 7 países: Argentina, Venezuela, España, Estados Unidos, Nicaragua, México y Perú; realizado coproducciones con Estados Unidos, España e Italia; realizado giras por 33 países de América, Europa y Oceanía;  recibido alrededor de 100 premios y/o condecoraciones en Argentina, Venezuela, Italia, México, Colombia; dirigido en Nueva York, en inglés,  invitado por el  productor de Broadway Joseph Papp (Hair, The Chorus Line); había creado  22 instituciones teatrales y/o festivales; dirigido y versionado 100 unitarios teatrales para televisión. Tenía invitaciones de Giorgio Strehler para dirigir en Italia, del grupo Satyricon para dirigir en Moscú y de Joseph Papp para volver a dirigir en Nueva York.

Carlos realizó en apenas 29 años lo que a cualquier otro ser humano le hubiera llevado dos y tres vidas. Y  es impresionante la enorme cantidad de obras que fueron un gran éxito tanto en Venezuela como en el extranjero.

¿Por qué Venezuela? Carlos cuenta que desde que leyó Lanzas Coloradas, de Uslar Petri, se había quedado fascinado con el país.  Y cuando lo conoció el enamoramiento fue total y Venezuela también se enamora de él, porque le abre sus puertas e inmediatamente se convierte en un fenómeno, el público enloquece con sus montajes. Pero, también surgen sus detractores. Por eso en 1974 abandona el país, debido a una campaña xenófoba y homofóbica en su contra. Se va a Europa, donde gana el Premio Dionisio de Plata en Italia. Sin embargo,  su amor por Venezuela es tan grande que regresa en 1975 y  nunca más se va, aunque sus detractores nunca se calmaron e incluso después de muerto lo siguen atacando.

 

-¿Qué hace al llegar a Venezuela? ¿Cómo se inserta en el movimiento teatral?

Al llegar le sucede algo extraordinario:  conoce  a María Teresa Castillo, la presidenta del Ateneo de Caracas. Y eso fue como el encuentro de dos almas gemelas, aunque Carlos tenía 23 años y María Teresa 61. La imaginación de Carlos para crear proyectos no tenía límites y la audacia de María Teresa para apoyar , creer  y trabajar en esos proyectos, tampoco.

María Teresa  lo contrata para que dirija La Orgía de Buenaventura.  Y Miguel Otero Silva para que dirija su versión de Don Mendo. Y cuando Horacio Petterson renuncia al Ateneo, María Teresa le ofrece su puesto, con un sueldo simbólico porque el Ateneo tenía muy pocos recursos económicos.

 

Dice Carlos en el libro Rajatabla 20 años:  “María Teresa Castillo, Presidenta Vitalicia de todos nuestros proyectos y nuestras ambiciones. Madre y compañera. Rajatabla más que nadie. Pasión y crítica de una aventura que sin ella no hubiera sido posible”.

Dice María Teresa en una entrevista: “Cuando Carlos llegó aquí nos sorprendió, inmediatamente movilizó a todo el mundo, la juventud se movilizó en torno a él y naturalmente las puertas del Ateneo se le abrieron de par en par. Carlos me movió muchísimo. Él inventaba las cosas más inusitadas, él era extraordinario. Él hizo que el teatro venezolano viajara por todo el mundo, yo viajé con ellos muchísimo, hasta la Unión Soviética de arriba para abajo. Yo he visitado el mundo entero con el grupo Rajatabla”.

La Orgía, estrenada en 1970, causa un gran impacto y a los 5 días es prohibida:

“Al final cuando a la vieja la matan -porque los mendigos ese día la matan por tacaña y miserable- aparece la vieja como el símbolo de un país que murió por su mezquindad con su propia gente. Los camareros entraban con coronas de flores que decían “Ministerio de Relaciones Exteriores”, “Academia de la Cultura”,  “Academia de la Historia” y ponían eso frente a la vieja. La obra se considera un hito del desarrollo del teatro político. Significó una discusión tan grande dentro de la cultura venezolana, que me abrió una nueva perspectiva de participación dentro del país”.

Y a pesar de la censura gana su primer premio venezolano: el Juana Sujo.

A partir de estas   obras Carlos irrumpe como un volcán en erupción en la escena venezolana, pero un volcán de lava creadora no destructiva.  Y así será hasta su muerte.

 

-¿Podría resumir la historia del Grupo Rajatabla, fundado por Carlos Giménez?

 

Rajatabla se funda el 28 de febrero de 1971  como Taller de Teatro del Ateneo de Caracas. Integrantes: Carlos, director,  iluminador, escenógrafo, dramaturgo, gerente y productor general,  gurú y mentor que llevará al grupo a la gloria nacional e internacional; Mariel Jaime Maza, Juan Pagés, Francisco Alfaro, José Tejera, Gustavo Gutiérrez, Leopoldo Renault, José Ramón Ortiz y Enrique Serrano, Xulio Formoso, Juan Gómez y Antonio Miranda.

Ese día estrena la obra  Tu país está feliz, de Antonio Miranda, una obra musical de protesta. Carlos dirige, hace la escenografía, iluminación y promoción porque no tenía dinero para contratar profesionales. El éxito es total, el público enloquece y tiene que hacer dos y tres funciones diarias. También surge el escándalo, porque había escenas con desnudos totales y frontales. Pero nada detiene a ese torbellino: giras por el interior del país; giras por Latinoamericana; grabación de un disco con las canciones de la obra…

A partir de esta obra  Carlos y Rajatabla se convierten en un fenómeno nacional y mundial. Todos los años estrena dos y  tres obras y realiza giras internacionales, a veces a más de un país, cosechando impresionantes críticas. Al mismo tiempo a Carlos le interesa mucho la docencia, apoyar a las nuevas generaciones, unir a los grupos venezolanos, y así es que va creando año tras años diferentes instituciones, encuentros y/o festivales.

Para Carlos era muy importante que el teatro llegara a todos los estratos de la sociedad, especialmente a las personas más pobres y a las más alejadas de los centros culturales, y por eso desde sus inicios siempre llevó sus obras a los barrios populares y las giras por el interior eran tan importantes como las del extranjero: “Estamos haciendo teatro en patios de escuelas, en museos, en sótanos y galpones, demostrando que la imaginación nos pertenece”.

Carlos tuvo una cantidad impresionante de éxitos, tanto nacionales como internacionales. Su mayor suceso, quizá, fue El Coronel no tiene quien le escriba de García Márquez, en adaptación y dirección de Carlos, en coproducción con el Festival Latino de Nueva York y el Festival de Dos Mundos de Spoleto, Italia, realizada en 1989, obra con la que estuvo de gira hasta 1992.

Otros  éxitos:  Venezuela Tuya, Señor Presidente, La Muerte de García Lorca, Bolívar, La Celestina, La Charité de Vallejo, La máscara frente al espejo, La Honesta persona de Shechuán, Historia de un caballo, Memory, Mozart el Ángel Amadeus, Peer Gynt, El Campo, Despertar de Primavera…

La importancia de Carlos fue tan grande que se habla de un antes y después de Carlos Giménez en el teatro venezolano.

Y en México, donde Carlos trabajó apenas unos meses antes de ser deportado, el ensayista y director teatral Rodolfo Obregón dice en un ensayo publicado por la UNAM en 2016: “Teatro Mexicano: Un antes y un después de Carlos Giménez (….) Giménez fue quien hizo conscientes a los teatreros de que las estructuras dictatoriales que debían vencer eran las que regían a su propia comunidad".

Dijo Carlos: “Si el país fuera como Rajatabla, el país podría sobrevivir. Rajatabla es un proyecto policlasista, en nuestro grupo convergen personas de todo tipo de extracción social, no existen las diferencias raciales. Pienso que la gente debe dialogar siempre evitando las confrontaciones violentas de palabras. (...) Creemos que el mundo es perfeccionable y con nuestra filosofía le hemos cambiado la vida a mucha gente.  Un ejemplo simple, dos de nuestros compañeros de grupo solían dormir en los bancos de la Plaza Miranda, y los trajimos a Rajatabla, les hemos dado tiempo para que resolvieran su situación, y les ofrecimos que vivieran en los camerinos de nuestro teatro”.

 

-En la historia de Rajatabla parece evidente el interés de Giménez en el desentrañamiento del poder. Se dice que su teatro era ético y estético. Pero, al mismo tiempo, tenía facilidad para aproximarse al poder y moverse entre sus bastidores. ¿Podría comentar al respecto?

 

Sí, gracias por hacerme esa pregunta porque me permite decir que no fue verdad, que esa fue una de las tantas infamias que inventaron sus detractores. Porque fijate: Carlos fue perseguido por la dictadura militar argentina, que era de  ultraderecha; prohibido durante muchos años en los países comunistas; detenido, torturado y deportado por el gobierno “revolucionario izquierdista” de México; censurado en Venezuela y otros país democráticos. Carlos fue atacado tanto por la derecha como por la izquierda como por las democracias, entonces, ¿de qué relación con el poder hablan?

La única relación con el poder que tuvo Carlos fue con el expresidente Carlos Andrés Pérez, y eso fue porque se hicieron amigos.  Y Carlos usó esa relación para favorecer a toda la cultura venezolana, al proponerle a CAP que creara subsidios para  todas las artes. Y Carlos Andrés lo hizo. Pero los primeros 10 años en Caracas Carlos tuvo que trabajar en televisión para poder vivir.

Con los otros presidentes Carlos tuvo que luchar como todos los demás grupos para conseguir que el CONAC le diera el subsidio, incluso para conseguir los fondos para el FITC.

No, Carlos no se llevaba bien con el poder que denunciaba: se llevaba bien con sus amigos y si éstos tenían poder o no, eso no le importaba.

Lo que pasó, creo yo,  es que Carlos era terriblemente inteligente, talentoso, seductor, carismático, bello, lleno de entusiasmo e ideas y con una facilidad de palabra que nunca he vuelto a ver en mi vida. Y entonces  muchos hombres y mujeres con poder cayeron rendidos a sus pies, no sólo en Venezuela, en todo el mundo. Y no sólo las personas con poder. Carlos generaba devoción en la mayoría de las personas que tuvimos la dicha de trabajar con él: era como una estrella de rock.

El periodista estadounidense Jeff Levis escribe la que para mí es la mejor definición de Carlos: “¿Quién dirige con la mentalidad única de un Fellini, planea con la paciencia de un Kissinger, combina el arte y el comercialismo con la astucia  de un Joe Papp y vive en Caracas después de haber resucitado  entre los muertos?  Carlos Giménez”.

Volviendo al poder, Carlos dice en una entrevista en Argentina, todavía en dictadura: "El arte debe estar en contra del estado, debe estar en capacidad de señalar las lacras  o los defectos de un estado (…) el arte debe ser independiente.  Allí donde el arte debe identificarse con el Estado, el arte está muerto".

Y en otra entrevista, en España: "Nunca hemos claudicado, no nos hemos bajado los pantalones ante ningún Gobierno, y si es necesario, nos cagamos en el ministro de turno".

 

-Entre los muchos logros de Carlos Giménez, hay uno que merece especial énfasis: el Festival Internacional de Teatro de Caracas, creado y proyectado junto a María Teresa Castillo. ¿Podría contarnos el surgimiento de esta iniciativa y cómo se materializó?

Esa historia para mí es mágica.  Porque Carlos regresa a Caracas en marzo de 1973, después de ser deportado de México, le propone a María Teresa hacer el Festival, ella dice que sí…¡y en apenas  4 meses organizan el Primer FITC!  Con la participación de  15  grupos de España, Argentina, México, Chile, Colombia, Paraguay y Venezuela.

Miguel Henrique Otero, testigo de ese acontecimiento, cuenta: “…no tenían ni un peso, ni las relaciones internacionales necesarias, ni estaban a la mano los profesionales que podrían constituir los equipos de producción, ni tampoco estaba claro si las salas de teatro disponibles en Caracas contaban con los recursos técnicos para afrontar las necesidades de los grupos extranjeros, ni sabían cómo reaccionarían los grupos internacionales ante una invitación proveniente de una ciudad que, hasta ese momento, no tenía una reputación consolidada como capital cultural (como sí la tenían Buenos Aires o Ciudad de México)”.

Pero  en poco tiempo  el FITC fue considerado uno de los mejores festivales del mundo.

El FITC era una fiesta, un banquete, una mesa en la que todo el mundo compartía sin diferencias raciales, de clase, religión, orientación sexual, sexo, nacionalidad… Durante 15 días el FITC nos volvía iguales. Durante 15 días Caracas dejaba de ser una ciudad insegura y las noches se llenaban de arte y gente corriendo de un teatro a otro para ver los espectáculos.

El FITC fue financiado por el Estado, la empresa privada y  las embajadas de los países participantes.

 

-¿Cuáles podrían ser las principales conclusiones de un balance cualitativo y cuantitativo del Festival Internacional de Teatro, hasta que él participó?

Cualitativo: pudimos ver los mejores espectáculos de teatro, danza, mimo, música, ballet clásico, etc, de todo el mundo;  tomar talleres con grandes maestras y maestros de la escena mundial. Nos visitaron artistas excepcionales: Peter Brook, Pina Bausch, Tadeusz Kantor, Nuria Espert, Vittorio Gassman, Vanessa Redgrave, Berliner Ensemble, Franca Rame, Giorgio Strehler, Norma Aleandro, Peter Stein, La Mamma, Lindsay Kemp, Ellen Stewart, Kazuo Ohno, Dacia Mariani, Eugenio Barba, Darío Fo,  Els Joglars, Andrezj Wajda, Carbone 14,  Odin Teatret, La Ópera de Pekín, Philippe Genty... De Venezuela no nombro a ningún grupo  para que nadie se sienta olvidado, pero participaron los mejores de todo el país.

Cuantitativo: entre 1973 y 1992 se realizaron 9 ediciones en Caracas y en 9 ciudades del interior del país. Participaron: 150 grupos y artistas de  Venezuela; 273 grupos y artistas del extranjero; 55 países de 5 continentes: África, América,  Asia, Europa y Oceanía.

El FITC, además, le dio empleo a un pocotón de gente;  acondicionó las salas de teatro y movió la economía por la gran cantidad de gente que nos visitaba.

 

-A pesar de que Giménez era en lo esencial un artista, también destaca como creador de instituciones. ¿Cuáles fueron esas instituciones? ¿Qué queda de ellas hoy?

Muy poco:  Rajatabla y el Taller Nacional de Teatro (TNT).  También el Instituto Universitario de Teatro, pero le cambiaron el nombre y no reconocen a Carlos como su fundador.

Las instituciones creadas por Carlos, además de las ya nombradas,  fueron:  Festival Internacional de Teatro de Caracas,  Centro de Directores para el Nuevo Teatro,  Teatro Nacional Juvenil de Venezuela, Rajatabla Danza, ASSITEJ, Asamblea Venezolana de Teatros Independientes, Núcleo Dramático Experimental Febrero 28, Fundación Artistas por la Vida.

También crea: Primera Muestra Nacional de la Asamblea Venezolana de Teatros Independientes, Festival Pirandello, Festival Experiencia Shakespeare, Festival Goldoni, Festival de Directores para el Nuevo Teatro, Primero Singular. Y  el Premio María Teresa Castillo, patrocinado por la Encyclopaedia Britannica, ya desaparecido, y el Premio Marco Antonio Ettedgui, que se sigue otorgando.

 

-¿Se recuerda a Carlos Giménez en Venezuela? ¿Se estudian sus aportes? ¿Se reconocieron sus contribuciones mientras vivió? ¿Giménez sintió a Venezuela como su país?

Lamentablemente no. Ni vivo ni muerto  le reconocieron sus aportes.  No hay ni siquiera una sala que lleve su nombre.  

Cuando Carlos murió recibió muchos homenajes. El gobierno decretó 3 días de duelo nacional, Caracas lo mismo, el presidente fue a su velorio y la Schola Cantorum cantó en el cementerio la canción favorita de Carlos. Se escribieron decenas de maravillosos artículos destacando su personalidad y sus logros. El Centro Cultural  Consolidado, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, Assitej y Venezolana de Televisión le hicieron homenajes. La actriz y docente Myriam Pareja creó la Catedra Gimeniana, que dictó durante algunos años. Después…el olvido.

Pero, al mismo tiempo, hay mucha gente que transmite en forma oral su legado a las nuevas generaciones. Y en Estados Unidos y Latinoamérica hay muchos ensayos teatrales, actuales, donde lo nombran.

Pero Carlos no tenía página web, su legado no  estaba en Internet. Por eso yo cree el blog, página de Facebook y canal de You Tube Carlos Giménez Creador Teatral y me da mucha alegría decir que hoy en día un promedio de 30 mil personas al mes visita el blog. ¡El interés por Carlos es enorme!

También edité tres libros: ¡Bravo, Carlos Giménez!, Carlos Giménez el Genio Irreverente y María Teresa Castillo-Carlos Giménez-FITC 1973-1992. Para hacerlos conté con el invalorable apoyo de mucha gente de todas partes del mundo, que me envió material sobre Carlos, aceptó ser entrevistada y escribió artículos. Quiero destacar especialmente la colaboración del poeta José Pulido, los artistas plásticos Rolando Peña y José Paradisi Rangel, la directora creativa Karla Gómez, la productora Carmen Carmona y el fotógrafo Roland Streuli, que me regalaron su trabajo. Todavía es mucho lo que  falta pero, al no contar con subsidios ni aportes privados,  la tarea se vuelve más difícil.

En 1984 Carlos escribió un artículo sobre Moliere que parecía una premonición de lo que le iba a suceder: “Es el rito del horror. ¿Por qué tanto odio? (…) Sus enemigos lo persiguen después de muerto (…) ´Moliere, nada a tu gloria faltaría, si entre los defectos que tan bien descubriste, hubieras incluido tan negra ingratitud´”.

Y su legado no se perdió porque él mismo se encargó de preservarlo con la edición del libro Rajatabla 20 años, de Blanca Sánchez y David Rojas,  y con la inclusión de la Memoria del FITC en el catálogo del FITC de 1992, el último que él dirigió. Ese material es valiosísimo, junto con el libro de E.A.Moreno Uribe Carlos Giménez Tiempo y Espacio.

Los últimos años intenté, sin éxito, producir un documental sobre su vida. Pero te doy una primicia: se ha sumado a este sueño la productora Carmen Carmona, quien fue directora de cultura de la Alcaldía de Chacao y presidenta del Instituto de Cultura del Edo. Miranda, que trabaja para la cadena de televisión Telemundo en Miami, y el documental…¡está caminando!

 

Carlos se sentía profundamente venezolano sin negar su argentinidad: en el curriculum en los programas de mano en el extranjero ponía “ciudadano venezolano nacido en Argentina”.  Cuando la democracia regresó a Argentina a Carlos lo tentaron mucho para que volviera, le ofrecieron sueldos impresionantes, todo lo que él quisiera, pero él ya era venezolano, no porque había sido nacionalizado por decreto sino porque su corazón lo era.

 

 

RAMILLETE DE ELOGIOS


“El director, Carlos Giménez, ofrece un drama de tan ardiente erotismo que es difícil saber si el olor a fuego en el auditorio proviene de los braseros en el escenario o de los cuerpos de los actores. El Sr. Giménez crea un espectáculo con la belleza  y la grandeza cromática de una pintura de Gericault  y envía a sus personajes a girar en torno a ella en una danza hipnótica." The New York Times, 1987.

“Y la dirección de Carlos Giménez hace que la complicada trama sea admirablemente clara a medida que la historia se mueve dentro y fuera de los recuerdos de los diferentes personajes.” The  New York Times, 1987.

“En Caracas hay un joven director que ha encontrado la esencia del estilo épico de Brecht y los elementos de los métodos de trabajo de Peter Brook,  en soledad, lejos de los maestros europeos.  El director es Carlos Giménez.” Glenn Loney, Universidad de Cambridge, 1986.

“Y la dirección del Sr. Giménez, sin mencionar su  uso pictórico de la iluminación, debería decirle a cualquiera porqué este hombre,  que aún no tiene 40 años, es considerado  el director más grande de Venezuela.  Su dominio de las emociones de la audiencia en  esta obra revolucionaria es completo.” The New York Times, 1985.

“Así como Salvador Dalí en sus cuadros más inverosímiles estrecha la maestría académica del dibujo con la capacidad de crear lo real, asimismo,  Carlos Giménez en las deformaciones más fantasiosas y singulares de sus imágenes, logra crear algo real,  sin duda emocionalmente verdadero …” V. Silunas, Globo Teatral, Moscú, 1988.

“Absolutamente emocionante (…)   De veras no esperaba que fuera tan emocionante, tan conmovedora para mí y tengo la impresión de que para el público también porque me di cuenta de que todo el mundo quedó en suspenso desde la primera  palabra hasta la última.  No se oyó volar una mosca, no se oía respirar.  Es emocionante realmente”. Gabriel García Márquez, México, 1989.

“No es una pieza escénica sombría ni aburrida  gracias a la imaginación teatral de Carlos Giménez.  No hace falta una traducción para apreciar la  inventiva de la puesta en escena”. Chicago Tribune, 1992.

"La danza de amor y muerte que ha creado Carlos Giménez sobre uno de los monumentos de nuestro idioma, es, a mi parecer, uno de los grandes espectáculos del teatro en lengua castellana.  Expuesta sobre la cuadrícula de sal, a las puertas marinas de Marsala, su tormenta carnal provocaba escalofríos.” Moises Pérez Coterillo  El Público, España, 1988.

“No había tomado en cuenta la brillantez del director y adaptador Carlos Giménez cuya versión me impactó muchísimo La genial producción de Carlos Giménez está destinada a ser una de las más espectaculares del Festival”. The Guardian,  Londres, 1991.

"Un Marat Sade venezolano”. Tommaso Chiaretti, Roma, 1977.

“Habría que destacar, por encima de todo, la labor de dirección, que supone un trabajo rayano en  la perfección”. ABC, Madrid, 1982.

“Carlos Giménez realiza una puesta ritual, tenebrosa, sofocante, monumental que emana un poder  del que no se puede escapar y que ni el  idioma español puede expresar.” Der Tagesspiegel , Berlín, 1982.

“Sinceramente es una obra excepcional.  Los que vibran; los que sienten; los que anhelan; los que sueñan; los que buscan; los que pretenden; se identificarán con ella. (…)  Nunca me hubiese perdonado el no haberla visto.” Miriam Fletcher. El Mundo, Caracas, 29/3/71.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Julio Cortázar: "Un día en mi vida es siempre una cosa muy hermosa, porque yo me siento muy feliz de estar vivo" / entrevista de Viviana Marcela Iriart,Caracas septiembre de 1979 / Fotos Eduardo Gamondés








JULIO CORTAZAR Y LATINOAMÉRICA:
 “DEBEMOS LUCHAR CONTRA EL CHOVINISMO”


Su voz grave y gangosa atiende el teléfono, sin intermediarios, simplemente él levantando el tubo. Cortázar. Su voz suena seria, como la imagen que tengo de él, una imagen de que siempre tiene 40 años: imposible imaginarle más (y sus biografías dicen que nació en 1914). Explica que quiere ver la revista antes de concedernos una entrevista, y ni él ni nosotros sabemos qué pasó, pero las revistas que dejamos en el hotel jamás llegaron a sus manos. Igualmente sugiere vernos en Parque Central, en la inauguración de la Primera Conferencia Internacional sobre el Exilio y la Solidaridad Latinoamericana en los años 70, en la que él participó. 

Y allí estaba, llamando la atención aún sin quererlo: era el más alto de todos los presentes. Y allí estaba, con la barba y bigotes cobrizos que lleva desde hace tanto, con la seriedad con que aparece en diarios y revistas, con una simpatía que no le imaginaba. Allí estaba, era Cortázar. Un ser humano como usted y como yo, sí, con dos ojos, una boca, dos manos, virtudes, defectos, deseos, nostalgias.

La entrevista fue en un rincón del Hotel Anauco Hilton, junto con el Asesor de Semana, Jorge Madrazo, el fotógrafo Eduardo Gamondés y cuatro o cinco admiradores del escritor, inmersos disimuladamente –o no- en la conversación. 

Él habló despacio, cálidamente y sus ojos claros recorrían los nuestros mientras sus palabras se abrían en el centro de nuestras mentes, quedando allí mucho tiempo después de haber sido pronunciadas. 

Y él se quedó en nosotros cuando la noche llegó y nos encontró en sitios distintos. Como una presencia invisible, deseada, siempre presente a partir del primer encuentro.





ACERCA DE LA LITERATURA Y LA POLÍTICA

“Bueno, claro que me molesta ser requerido más para dar opiniones políticas que literarias, porque soy un animal literario. Así como los franceses suelen referirse al hombre como un animal pensante o un animal filosófico, yo soy un animal literario. Nací para la literatura y si fui asumiendo lentamente este compromiso de tipo ideológico que ustedes me conocen, eso fue al término de un proceso muy lento, muy complicado y a veces muy penoso. Porque como mi vocación profunda es la literatura, hay momentos en los que las circunstancias de tipo político –el tener que venir a esta Conferencia, escribir artículos de contenido político, atacar a la Junta chilena o argentina, ocuparme de casos de desaparecidos, muertos, torturados, contestar alguna de la enorme correspondencia que me llega, porque la gente piensa que yo siempre puedo decir algo y ayudar- bueno, hay momentos en lo que, lo confieso porque es verdad, tengo un gran desánimo. Porque me digo: “bueno, ¿alguna vez voy a poder escribir una novela?” Mi ideal sería tener un año o dos de tranquilidad, para escribir una novela que me da vueltas en la cabeza hace mucho tiempo. Por eso es que cada vez más me convierto en un cuentista, porque los cuentos los escribes en el avión, en tu casa, en la calle...”


 
HASTA FRANCIA LLEGO EL EXILIO

“Yo hace 28 años que vivo fuera de la Argentina, pero nunca me consideré un exiliado hasta el golpe de Videla. Nunca me consideré un exiliado, porque para mí el exilio es una cosa compulsiva, y yo vivía en Francia porque me daba la gana. Porque es un país que me gusta, donde me siento bien y donde iba escribiendo mi obra sin dificultades ni problemas. Y de repente, a partir del golpe militar, supe que me había convertido en un verdadero exiliado. Es decir, que ahora tengo ese sentimiento que tienen todos los exiliados, donde los aspectos negativos son muy fuertes, pesan mucho. Eso me llevó por primera vez a reflexionar sobre el problema del exilio. Es entonces que me di cuenta de que si yo o cualquier otro exiliado entra en el estereotipo, en la noción esencialmente negativa, aplastante del exilio, le está otorgando una carta de triunfo a la dictadura que lo exiló. Entonces me planteé el problema en términos muy claros: es una locura, es ilógico, no se puede aplicar científicamente, pero yo en vez de estar en una marcha adelante doy marcha atrás, invierto la velocidad y entiendo el exilio en términos positivos. Yo lo dije en París e hizo sonreír a mucha gente, dije que es como si Videla, ahora que me exiló, me hubiera dado una beca para escribir fuera de la Argentina. Y mi mejor manera de contestar a ese exilio es dar el máximo de lo que yo puedo dar como escritor, y es lo que estoy tratando de hacer. 

Pero al exiliado que llega totalmente quebrado, ya sea porque él mismo ha sufrido, incluso físicamente, antes de poder salir o porque hay un montón de muertos, desaparecidos, torturados en torno a él, no se le puede pedir que empiece su vida de exiliado con una sonrisa, diciendo: “esto está muy bien”. No, porque está espantosamente mal. Cuando a todo hombre y mujer que ha salvado la inteligencia, le llegue el momento de pensar en la nueva vida que está empezando, es en ese momento en que yo lo incito a que en vez de caer en los estereotipos y decir “yo soy una víctima, yo soy un exiliado, yo he sido injustamente echado de mi país”, y que eso se traduzca poco a poco en amargura, en una nostalgia aplastante, yo lo incito a que –salido del primer choque traumático- vuelva a sentirse un hombre o una mujer pleno”.



SUR, PAREDON Y DESPUES...

“Sí, porque ¿para qué sirve la nostalgia de juntarnos cinco argentinos, hacer un asado, tomar mate, poner un disco de Susana Rinaldi, Mercedes Sosa o Gardel (según los gustos) y complacernos en la nostalgia de un pasado al que quisiéramos resucitar? Yo lo hago también, pero eso no me impide al día siguiente despertar en París, y estar en contacto con un montón de gente que no son argentinos y llevar adelante mi trabajo. 

De manera que es un asunto que hay que matizarlo, no es muy sencillo, y claro, no todas las personas están igualmente equipadas en el plano mental o intelectual. Y el obrero, que desde el punto de vista cultural está más limitado -porque por su condición de obrero no ha podido estudiar- ese hombre es realmente el que está más en peligro como exiliado. Si un obrero tiene que vivir en Suecia, nada más el problema del idioma es para él una especie de amenaza de muerte. Y ahí la nostalgia, Gardel, sus recuerdos y sus fotos se vuelven su única defensa. Y yo creo que todos nosotros podemos hacer mucho a través de publicaciones, de actos, de reuniones, para hacerles sentir que no están solos”.



EL EXILIO CULTURAL

“Lo que para mí es y ha sido traumático, es un fenómeno en el que no todo el mundo piensa, y que en el caso de un artista exiliado es fundamental. Lo que yo llamaría el exilio de tipo cultural: es terrible cuando te das cuenta de que en tu país hay una barrera de censura que hace, por ejemplo, que yo no pueda publicar más libros en Argentina. Entonces se descubre -y esto es lo espantoso para mí- que yo estoy exiliado, pero que del otro lado, en mi país, hay 26 millones de exiliados en relación a nosotros. Yo estoy separado de mis lectores, pero mis lectores están separados de mí: mi último libro de cuentos no pudo salir en Argentina porque hubo dos cuentos que le molestaron a la Junta. Y no hago de esto una cuestión personal: están separados de 150 magníficos escritores uruguayos, chilenos y argentinos que no se pueden editar en nuestro país. 

En Chile, desde el 11 de septiembre de 1973, una generación de jóvenes fue tomada por la Junta y metidos en una escuela fascista dirigida por militares. Han pasado seis años y ellos vivieron la edad crítica (entre los 12 y los 18 años) bajo ese régimen, miles y miles de niños y niñas chilenas que en estos momentos creen en la Junta, creen en la Seguridad Nacional, creen que todos nosotros somos traidores. Creen que Chile es un país injustamente atacado y combatido. No es culpa de ellos, pobrecitos, porque en seis años los han convertido en lo mismo en que Hitler convirtió a las juventudes hitleristas, o Mussolini a los “balillas”. Bueno, eso es para mí una de las cosas más espantosas, y nosotros no podemos hacer nada, intelectualmente. Porque esto yo se los digo a ustedes, pero nadie lo va a escuchar en Argentina, nadie lo va a leer, ustedes lo van a publicar y salvo que alguien lo lleve en un bolsillo, nadie va a poder leerlo allí”.


EL ESCRITOR Y SU COMPROMISO CON LA REVOLUCION

“Yo tengo una gran latitud de enfoque en el plano de trabajo de los escritores. Yo creo que puede haber escritores puros, que no introduzcan ningún mensaje político en lo que hacen. Creo que eso es posible, y que su obra puede ser revolucionaria si es una obra creadora, que renueva, una obra bella. Lo único que exijo en esos casos es que la persona que hace literatura pura, muestre con su conducta personal que no es un escapista. Que si él no pone política en lo que hace, es solamente porque -por ejemplo- su vocación es escribir un soneto en donde la política no entre. Pero él tiene que demostrar con su conducta, con su responsabilidad personal, que tiene derecho a escribir esos sonetos. 

Mira, yo me divierto mucho en escribir literatura pura... El año que viene sacaré un libro, que estoy terminando, donde hay uno o dos cuentos con contenido político, los demás son cuentos fantásticos. Y creo que tengo derecho a escribirlos, porque mis lectores saben quién soy. Entonces, ¿por qué me voy a sentir obligado a poner la política en cada cosa que escriba? Mi literatura, entonces, sería muy mala, soy muy consciente de esto. No todo hombre ha nacido para la acción, no todo hombre tiene a veces ¿cómo decirte? las aptitudes físicas para jugarse en un plano de acción. No todo hombre ha nacido para ser soldado de una revolución. Puede ser un hombre de una vida interior, de una timidez de carácter, que lo lleva a escribir exclusivamente una obra que canta a la revolución. Pero yo no creo que se le pueda exigir una militancia práctica a todo el mundo”.



VIETNAM Y EL MANEJO DE LA INFORMACION POR EL IMPERIALISMO

“Yo creo que es positivo que se denuncien las violaciones de derechos humanos ocurridas en los países socialistas, en la medida en que se tenga total seguridad de lo que se denuncia. Porque, cuando se habla de violación de derechos humanos en esos países yo, por principio, examino con mucho cuidado el expediente, porque sé de sobra hasta qué punto la información del imperialismo reforma, cambia y modifica las cosas. 

Yo no olvido que, por ejemplo, siguiendo la última etapa de la revolución nicaragüense en el Herald Tribune, en París, se podía encontrar un análisis de cómo los yankis preparaban al lector norteamericano para que estuviera en contra del triunfo. Hablaban de Somoza como el tirano, el dictador, pero cuando hablaban de las columnas que avanzaban decían: “las columnas marxistas. Cada ocho o nueve párrafos te soltaban esa palabrita, para que la buena señora que vive en Minesotta o en Detroit diga: “¡Dios mío, los comunistas!” Entonces, cuando se habla del caso de Vietnam, yo estoy esperando encontrarme con García Márquez, que estuvo allí haciendo una gran encuesta, para que él me cuente a mí las cosas. Yo no me fío de los telegramas de prensa. Pero, cuando en Rusia y en los países de la órbita socialista hay flagrantes violaciones de derechos humanos, yo personalmente no me callo.”


 
AMERICA LATINA COMO UNIDAD: ¿REALIDAD O UTOPIA?

“Lo voy a decir de una manera sentimental, casi a lo Rubén Darío: en mi corazón, América Latina existe como una unidad. Soy argentino desde luego (y me siento contento de serlo), pero fundamentalmente me siento latinoamericano. Yo estoy en mi casa en cualquier país de América Latina, siento las diferencias locales, pero son las diferencias dentro de la unidad. Eso, en el plano personal. En el plano geopolítico, está la nefasta política de dividir para reinar, que han aplicado los norteamericanos desde hace tanto tiempo. Fomentando los nacionalismos, las rivalidades entre los países para dominarlos mejor, destruyendo el sueño de Bolívar de los “Estados Unidos de América del Sur” y creando diferentes países orgullosos, seguros de sí mismos, dispuestos a hacerse la guerra por cuestiones que no resisten un análisis profundo; eso es una realidad. 

Y yo pienso que uno de los deberes capitales de los políticos de izquierda, de los escritores revolucionarios, es intentar por todos los medios de luchar contra ese chauvinismo, que hace que un niño argentino en la escuela aprenda que él es mucho mejor y más que un niño chileno o paraguayo. Por cierto que en mi visita anterior hablé con venezolanos de la calle y su idea sobre los colombianos, su desprecio, su odio, me aterraron. Lo mismo, por supuesto, ocurre en el caso inverso. Es la prueba de que dividir para reinar funciona, que a los yankis les conviene seguir fomentándolo y que las dictaduras locales están encantadas de hacerlo”.



ENTONCES HABLO SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE

“Un día en mi vida es siempre una cosa muy hermosa, porque yo me siento muy feliz de estar vivo. No tengo ninguna intención de morirme, tengo la impresión de que soy inmortal. Sé que no lo soy, pero la idea de la muerte no me molesta y tampoco le tengo miedo. Le niego existencia, entonces, eso me ayuda a vivir de una manera... ¿cómo decirlo? Bajo el sol, solar. 

Yo estoy muy contento de estar vivo, y además hay una cosa en la que poca gente piensa. Creo que es un prodigio maravilloso que todos nosotros seamos seres humanos, que estemos en lo más alto de la escala zoológica, por un azar puramente genético. Porque tú no eres responsable de ser quien eres. Venimos de una larguísima cadena genética y cuando yo veo a una gallina o una mosca que también han nacido de las mismas cadenas genéticas, me maravillo por ser un hombre y no una gallina. Yo soy un hombre, con todo lo bueno y lo malo que eso tiene. Y estoy contento de haber tenido una conciencia, de haber visto lo más que una conciencia puede ver del planeta. Y no te hablo más”.


Cuando pronunció estas palabras hacía más de media hora que estaba con nosotros, contándonos anécdotas y sonriendo, a veces, como un niño. Sí, él es un ser humano como usted y como yo, para hablar necesita mover la boca en la misma forma en que lo hacemos usted y yo. Pero él es Julio Cortázar.


© Viviana Marcela Iriart
Caracas, septiembre de 1979.
Publicada en noviembre de 1979
Revista Semana, Caracas
© Fotografías   Eduardo Gamondés 



                                  Carta de Julio Cortázar  









"París, 30/11/79
Querida Viviana:
Gracias por el envío de Semana. 
La entrevista que me hiciste ha quedado muy bien teniendo en cuenta las circunstancias caóticas en que la hicimos.Has tenido muy en cuenta cosas que dije, y espero que los lectores sientan la doble autenticidad de tu trabajo y de mi palabra.
Gracias otra vez, con una abrazo muy cordial de tu amigo,
Julio Cortázar"





CORTÁZAR 23 AÑOS DESPUÉS EN INTERNET


Esta entrevista fue realizada en Caracas, en el año 1979, durante la realización de la “Primera Conferencia Internacional sobre el Exilio y la Solidaridad Latinoamericana en los años 70”, en la que Julio Cortázar fue panelista junto a intelectuales de la talla de Mario Benedetti, Antonio Skarmeta, Eduardo Galeano y Ernesto Cardenal entre muchos otros. 

La entrevista fue publicada en la revista “Semana” de Caracas y la firmé con seudónimo: Julio Cortázar era una de los opositores más célebres de la dictadura argentina, yo estaba exiliada y temía represalias contra mi familia en Argentina. Cortázar, con la humanidad que lo caracterizaba, entendió mi temor cuando se lo expliqué. Le envié unos ejemplares a París, donde vivía, y a vuelta de correo me llegó una maravillosa carta manuscrita en donde me agradecía la entrevista. 

Nunca más tuve contacto con él. 

Pero cuando cinco años más tarde Cortázar murió, lloré su pérdida como la de un amigo entrañable. 

En una hora, el tiempo que duró la entrevista, Cortázar se metió en mi corazón y se quedó en él para siempre. 

Ha pasado mucho tiempo desde que ya no está con nosotros. Y sin embargo, todavía lo sigo extrañando. 

Las fotos fueron tomadas por el fotógrafo argentino Eduardo Gamondés y son inéditas, dado que la revista “Semana” estaba en crisis económica y no pudo comprarlas. Gracias Eduardo por permitir reproducirlas. Y gracias a Araceli Otamendi, editora de "Archivos del Sur", por su interés en reeditar el pensamiento de uno de los intelectuales más talentosos, humanos y consecuentes del continente. 

Han pasado veintitrés años desde que la entrevista se realizó. Y sin embargo, ¡qué actual que siguen siendo sus palabras! 

Allí donde quiera que estés, ¡gracias Julio! Por tu infinito amor.


2002








"El exilio combatiente", ponencia de Julio Cortázar en la "Primera Conferencia Internacional sobre el Exilio y la Solidaridad Latinoamericanas en los años 70", Caracas, octubre 1979





Si estas palabras encuentran su camino a través de la prensa y otros medios de información, y llegan como lo espero a millares y millares de exilados latinoamericanos allí  donde se encuentren, quiero que su simple contenido valga como un mensaje dirigido personalmente a cada uno de ellos; estoy seguro de que este deseo expresará el de todos los participantes de esta reunión.

El solo hecho de que nuestra conferencia tenga por objeto un análisis exhaustivo del exilio tal como se presenta actualmente en América Latina significa de por sí una primera respuesta positiva a algo que específicamente se define como negatividad, como carencia, como exclusión, como despojo. Aquí aprenderemos a través de ponencias y debates, las múltiples facetas de algo que en general se considera en términos unívocos o se sufre en un plano demasiado personal como para objetivizarlo y volverlo materia de reflexión. Pienso que por primera vez va a enfocarse desde tantos ángulos y tantas perspectivas una de las formas más siniestras del destino humano, y que se lo hará precisamente para conocer mejor su realidad profunda, diagnosticarlo como el patólogo diagnostica los males del  cuerpo, y abrir un camino más lúcido y por lo tanto más eficaz a nuestra respuesta y a nuestro combate de hombres libres.

Nada tengo yo de patólogo en este  campo tan cruelmente variado, tan  minuciosamente infernal. Desde mi territorio de inventor de ficciones asisto desde hace  años al espectáculo de una diáspora que tuerce, distorsiona, frustra  o metamorfosea vidas  humanas en una medida y una variedad que ningún esfuerzo de la ficción podría abarcar. Experiencias como las que nos ha tocado vivir a quienes participamos de los trabajos del Tribunal Bertrand Russell, para citar una de las muchas instancias donde se ha hecho oír la voz de los exilados y los perseguidos y los humillados, obligan a una definición mucho más radical que las actitudes usuales frente al exilio, quiero decir la denuncia, la protesta y la solidaridad con las víctimas. Experiencias de ese tipo, que sin duda ustedes han vivido y viven en este contexto, exigen algo más que la adhesión fraternal y la ayuda práctica. Por mi parte, y a riesgo de ofender a los ya ofendidos, o de lastimar a los ya lastimados, esa visión extrema del exilio como pura infamia y puro desprecio, me ha llevado paradójicamente a invertir totalmente su signo, a asumirlo como positividad, como un valor y no como una privación. Libre de toda capacidad lógica o científica, loco en mi incurable locura de cuentista y novelista, he sentido que solamente así, invirtiendo lo que las máquinas de la opresión y el escarnio quisieran afirmar como negatividad, será posible detener un día esa incesante hemorragia de hombres y mujeres que desvitaliza nuestra América Latina.

No he sido ni soy el único en querer cambiar de signo la noción tradicional del exilio y del exilado; sé que en esta conferencia habrá muchas voces para proponer desde distintos ángulos esa vertiginosa, difícil pero absolutamente necesaria revisión del concepto de exilio, su paso de la categoría de disvalor estéril a la de valor dinámico. Más aún, el hecho mismo de que nos reunamos para indagar esta forma de la inhumanidad está probando que de la diáspora puede nacer un ágora, que la sociedad y el desarraigo de miles y miles de mujeres y de hombres latinoamericanos son superables si ayudamos a crear una noción diferente del exilio en cada conciencia y en cada conducta.

La simple verdad es que una noción y una praxis positivas del exilio tienen un doble valor; si por un lado pueden modificar estereotipos negativos y disminuir nostalgias comprensibles pero esterilizantes, por otro lado representan una estrategia y un arma de combate, en la medida en que no aceptan la negatividad con la cual tanto cuentan las dictaduras. Cada vez que he visto a un exilado entrar en el lento y penoso camino de la renuncia, he sentido que algo se afirmaba y triunfaba en el campo enemigo; y es aún más  triste pensar que acaso esa renuncia no nacía solamente de las circunstancias personales de exilio sino que era producto de una noción rutinaria, de un lugar común persistiendo obstinadamente desde el fondo de la historia, y que hubiera bastado mostrar a tiempo la otra cara de la medalla para orientar positivamente toda esa negatividad inútil, para cambiar un destino de frustración y entrega, y devolverlo a su plenitud humana.

Sé de sobra que los  exilados responden a múltiples estratos sociales y calificaciones  culturales, y que los hay que están mejor preparados que otros para hacer frente al vacío y a la incertidumbre dentro de ese limbo en penumbras que es siempre el exilio. Pero estoy seguro de que en casi todos los casos una vivencia de tipo afirmativo es siempre posible, y que nuestro deber, puesto que estamos especialmente equipados para ello, es luchar desde aquí y desde todas partes, tanto en congresos como en la actividad privada, en lo teórico como en lo práctico, para difundir, irradiar, exaltar y volver cada vez más viable esta noción dinámica, este sentimiento de que el exilio es otra manera de vivir pero que puede llenarse de un contenido positivo, de una violenta, hermosa fuerza contra lo que lo provocó en su día y lo hace durar frente a toda razón y toda dignidad. Es así como entiendo ahora la solidaridad, que vista dentro de esta perspectiva va mucho más allá de sus manifestaciones habituales, se ahonda en una incitación a echar por la borda los fantasmas y las nostalgias que se aferran a los pies del presente para no dejarlo avanzar hacia el futuro. Nuestro deber para con los exilados latinoamericanos es sobre todo el de llevarles un sentimiento que yo llamaría solar, una claridad de vida, y no solamente ese apoyo que nace de la fraternidad y los medios económicos, y que casi siempre se coloca bajo el signo más o menos disimulado de la compasión. Estamos en condiciones de potenciar fuerzas tantas veces ahogadas por una noción mediocre y rutinaria del exilio. Ojalá que esta conferencia se cierre bajo el signo de la afirmación y que esa voluntad de destruir el exilio dentro del exilio mismo para volverlo combatiente y operativo, se difunda en todas las tierras donde hay latinoamericanos que sufren, donde hay latinoamericanos que esperan.


Caracas, octubre de 1979
Ponencia de inauguración de la Primera Conferencia Internacional sobre el Exilio y la Solidaridad Latinoamericanas en los años 70, 21-29 de octubre, Caracas- Mérida, 1979



Incluído en el libro 
Editado por
Barcelona 1984

Fuente: Textosenlinea






¡BRAVO JULIO CORTÁZAR ! 



Homenaje a 100 años de su nacimiento y 30 de su partida: 
26 Agosto 1914 - 12 Febrero 1984 / 
Homenagem aos 100 anos de seu nascimento e 30 de sua partida:
 26 agosto 1914 - 12 fevereiro 1984






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