Julio Cortázar. Foto Sara Facio |
En los años 70 y principios de los 80 del siglo XX, los partidos y las personas
de ideología izquierdista eran dogmáticos e intolerantes.
Había dos temas que eran tabú y
que se castigaban severamente: la denuncia de la violación de derechos humanos
en la Unión Soviética y el apoyo al feminismo.
En el primer caso, decían que
era un invento de la CIA. En el segundo caso, un invento del imperialismo para
dividir la lucha de clases.
Si alguien de la izquierda se
atrevía a hablar de un tema o del otro, eso significaba la expulsión, la
condena social y política: convertirse en un contrarrevolucionario. No había
espacio para las opiniones divergentes en aquellos tumultuosos años.
Cortázar,sin embargo, ejerció su derecho a la libertad y opinó
sobre lo que no se podía opinar.
En la entrevista que le hice en
Caracas en 1979, cuando le pregunté sobre el primer tema, respondió:
“Yo creo que es positivo que se denuncien las violaciones de derechos humanos ocurridas en países socialistas, en la medida que se tenga total seguridad de lo que se denuncia. Porque, cuando se habla de violación de derechos humanos en esos países por principio, examino con mucho cuidado el expediente, porque sé de sobra hasta qué punto la información del imperialismo reforma, cambia y modifica las cosas. (....) Pero cuando en Rusia y en los países de la órbita socialista hay flagrantes violaciones de derechos humanos, yo personalmente no me callo”.
No callarse tuvo sus
consecuencias.
Escribir esto hoy suena
ridículo. ¿Cómo alguien podía, en los años 70, ser acusado de
contrarrevolucionario por denunciar las violaciones de derechos humanos en los
países socialistas, si toda la izquierda sabía que ocurrían?
Así éramos los humanos. Así
somos.
Cuando cayó el Muro de Berlín,
la izquierda no tuvo más remedio que hacer un mea culpa por su intolerancia.
Pero Julio Cortázar ya había muerto.
Sobre el feminismo, en declaraciones dadas en París años más tarde, reproducidas por el diario El Nacional de Caracas, Cortázar dijo: “El surgimiento del feminismo es la revolución más importante del Siglo XX”.
Nadie en los años 70 y 80 podía
ser feminista si pertenecía a la izquierda, y mucho menos las mujeres
izquierdistas.
Voy a permitirme contar una
pequeña anécdota. En 1980 conocí en ciudad de México a dos mujeres argentinas,
valientes, espléndidas, inteligentes, llenas de vida. Habían sido guerrilleras,
habían estado en campos de concentración, habían pasado la cárcel y ahora
estaban en el exilio. Yo tenía veintidós años, ellas rondarían los treinta. No
recuerdo por qué dije que era feminista. Una de ellas me miró, casi enojada, y
me dijo: “¿Qué estás diciendo?”. Yo la miré sin decir nada,
sorprendida por su reacción que no entendía. Pero menos entendí la respuesta de
su amiga que, riendo, le dijo: “No le hagas caso. ¿No te das cuenta que
es una broma?”
Una broma. Querer tener
igualdad de derechos era, en aquellos años, una broma, en el mejor de los
casos, o un acto contrarrevolucionario, en el peor.
Lamentablemente, hoy no suena ridículo escribir esto. En los años 70 el feminismo era catalogado como un invento del imperialismo. Hoy, como trasnochado. Es decir, fuera de lugar. Como si las mujeres ya hubiéramos logrado la igualdad de derechos y peleáramos por ellos simplemente porque estamos aburridas.
Por eso fue tan importante que
un intelectual famoso y respetado como Julio Cortázar pusiera al feminismo por encima de
todas las revoluciones: la rusa, la cubana, la china. Y es bueno recordar que,
cuando él dio estas declaraciones, existía la Guerra Fría y esas revoluciones
contaban con la simpatía de todas las personas progresistas del mundo. El
feminismo, en cambio, era rechazado tanto por la izquierda como por la derecha
y el centro.
Seguramente porque Cortázar se atrevió a tener su propia opinión sobre esos dos
temas es que no recibió el Premio Nobel de Literatura. Uno más uno igual a
castigo.
En aquella entrevista en
Caracas, Cortázar también dijo: “Bueno,
claro que me molesta ser requerido más para dar opiniones políticas que literarias,
porque soy un animal literario”.
Por eso, para que lo político
no nos haga olvidarnos del maravilloso escritor, quiero terminar esta nota
dando cuatro sugerencias a las y los nuevos cortazianos:
2) Que lean la novela “Los Premios”.
3) Que lean "Historias de Cronopios y de Famas” y todos sus
lilbros.
4) Que escuchen a Susana Rinaldi, esa artista genial que tanto amó Cortázar y que le inspiró esos versos que dicen:
"No sé lo que hay detrás
de tu voz.
Nunca te vi, vos sos los discos
que pueblan por la noche este
departamento de París.
Te busqué en Buenos Aires, pero
sabés seguro
cuántos espejos de mentira te
hacen pifiar la esquina,
cómo después de andar de bache
en bache
acabás con ginebra en un
boliche
murmurando la bronca del
despiste.
No sé, ya ves, ni cómo sos,
tengo las fotos de tus discos, gente
que te conoce y te escribe,
paredes de palabras con
glicinas
y vos detrás inalcanzable
siempre.
Y esto que digo de Susana
es también Argentina donde todo
puede esconder la estafa, si no
sabemos ser
como el farol del barrio, o
como aquí sus tangos,
vigías de la noche y la
esperanza".
Pero eso sí, primero leen a uno y después escuchan a la otra o viceversa. Porque los genios se disfrutan de a uno.
Caracas, 2004
Nota:
Este texto fue escrito a solicitud de una
revista digital que iba a realizar un homenaje a Cortázar.
El artículo, y parece broma pero no lo es, fue rechazado porque hablaba de feminismo.
No quiero decir el nombre de la revista porque estaba dirigida
por una persona que había sido solidaria conmigo y la solidaridad nunca la
olvido, siempre la agradezco.
En 2004 el feminismo todavía seguía siendo una mala
palabra en América Latina. No así en Estados Unidos, donde el artículo fue
publicado por diferentes revistas digitales, 84 años después que las feministas
lograran el derecho al voto después de ser perseguidas, encarceladas, encerradas por la
fuerza en manicomios, torturadas. El resto de los derechos no les costó menos
esfuerzo y aún continúan luchando.
16 de mayo de 2013
¡BRAVO JULIO CORTÁZAR !
Homenaje a 100 años de su nacimiento y 30 de su partida:
26 Agosto 1914 - 12 Febrero 1984 /
Homenagem aos 100 anos de seu nascimento e 30 de sua partida:
26 agosto 1914 - 12 fevereiro 1984
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26 agosto 1914 - 12 fevereiro 1984