El 20 de mayo de 1980 los servicios de inteligencia argentinos pidieron quitarle la nacionalidad a Julio Cortázar
El gran escritor argentino Julio Cortázar fue un gran defensor de los derechos humanos, denunciando en foros internacionales los genocidios cometidos por las dictaduras latinoamericanas en los años 70 y 80 del siglo pasado.
Consecuente entre lo que decía y hacía, donó parte de sus derechos de autor a las víctimas de las dictaduras y su casa en París siempre fue un refugio para las personas que llegaban exiliadas de América Latina, la mayoría personas a quienes Cortázar no conocía pero a quienes el autor de Rayuela recibía como si fueran viejas amistades.
Su lucha le valió ser amenazado de muerte, perseguido y prohibido por la dictadura argentina, y por las dictaduras latinoamericanas.
A pesar de que Cortázar no vivía en Argentina desde 1951, eso no fue impedimento para que los servicios de inteligencia argentinos lo investigaran, lo prohibieran y pidieran que se le quitara la nacionalidad, según se puede leer en el informe elaborado por el organismo de derechos humanos argentino Comisión Provincial por la Memoria, presidido por el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, en agosto de 2015, basado en los archivos de la dictadura.
Julio Cortázar regresó a Argentina en diciembre de 1983, cuando volvió la democracia. No fue invitado a la asunción presidencial del Dr. Raúl Alfonsín (quien se disculparía años más tarde).
Julio Cortázar murió dos meses más tarde en París, sin que su gran aporte a los derechos humanos y al regreso de la democracia argentina fuera reconocido, ni agradecido.
“Moliere nada a tu gloria faltaría,
si entre los defectos que tan bien descubriste,
4 de mayo de 2108
La Plata, Argentina, Agosto 2015
Julio Cortázar decidió marchar hacia el autoexilio en 1951 y sólo volvió a Argentina ocasionalmente y por poco tiempo; sin embargo, los servicios de inteligencia recogieron información sobre su participación internacional en la denuncia de los crímenes perpetrados por el terrorismo de Estado en América Latina. En el 101 aniversario de su nacimiento, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) difunde los documentos que la DIPPBA elaboró sobre el escritor.
El 29 de agosto de 1975, la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires registró el legajo N° 3178; la ficha tiene sólo seis datos: apellido, nombre, nación, localidad, profesión y antecedentes sociales. "Cortázar. Julio Florencio (el segundo nombre escrito a mano alzada). Arg. Francia. Escritor. Entidad “Habeas”.
Para ese entonces, Cortázar llevaba 24 años lejos del país –primero por decisión propia, luego por mandato militar–, era ya un escritor consagrado y, en el último tiempo, se había acercado a los movimientos de liberación en América Latina. Ese posicionamiento político había transformado también su literatura. En el poema Ándale (1976) escribe:
Habrá que reunirse
con los que llegan fugitivos
de Uruguay y Argentina.
Habeas fue creada por Gabriel García Márquez como una organización destinada a defender a prisioneros políticos. El escritor colombiano había donado cien mil dólares de su regalía para constituir la institución. En los años siguientes, y a medida que el terror militar avanzaba sobre los pueblos latinoamericanos, sumaría nuevas adhesiones, entre ellas la de Julio Cortázar.
Un memorando del 21 de mayo de 1979, con origen en el Batallón de Inteligencia 601 y remitido al Director General de Inteligencia, advierte que el mensuario OPCIÓN (órgano de difusión del Partido Socialista de los Trabajadores) transcribe una carta fechada “México Dic./78”, firmada entre otros por Julio Cortázar. El documento de inteligencia recupera algunos pasajes de esa carta en los que se expone la finalidad de la organización: “poderosa campaña de solidaridad con los pueblos latinoamericanos que padecen la tiranía, la barbarie y la negación de sus esenciales derechos humanos […] Más que poner en evidencia a los verdugos, se procurará, hasta donde sea posible, clarificar la suerte de los desaparecidos y allanar a los exiliados los caminos de regreso a su tierra”.
La rémora del diario
con las noticias de Santiago mar de sangre,
con la muerte de Paco en la Argentina,
con la muerte de Orlando, con la muerte
y la necesidad de denunciar la muerte
cuando es la sucia negación, cuando se llama
Pinochet y López Rega y Henry Kissinger.
Históricamente se ha reconocido la activa participación del exilio latinoamericano en la denuncia de las violaciones a los derechos humanos –especialmente en el caso argentino. La actividad política de los desterrados permitió visibilizar las atrocidades cometidas por los regímenes militares y los servicios de inteligencia se infiltraron, espiaron y recogieron información sobre esa militancia en el exterior.
En un documento del 20 de enero de 1976, sellado con carácter de “RESERVADO URGENTE”, la SIDE envía un parte a la SIN, SIA, Batallón 601, SID, SIPNA, DIG, DIPBA sobre la celebración del Tribunal Russell y la participación de Cortázar. Este informe da cuenta de otro rasgo esencial de los servicios de inteligencia a partir de 1975: los vínculos entre las agencias de inteligencia (la denominada comunidad informativa) para la persecución política e ideológica.
Durante la investigación, los agentes de la DIPPBA amplían la información y bajo la categoría de actividad subversiva sostienen que la celebración de la sesión del Tribunal Russel “forma parte integrante de la campaña internacional de desprestigio”, que “el escritor JULIO CORTÁZAR, que actuó en calidad de jurado, fue aplaudido por la concurrencia al pedir deponer como testigo, oportunidad en que leyó una carta referida al combate de Monte Chingolo sostenido por el E.R.P. con fuerzas de seguridad durante el mes de diciembre del año ppdo.”, que “al término de las deliberaciones, el Tribunal sentenció con el “GRADO MÁXIMO DE CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD” al gobierno de nuestro país.
“Yo hace 28 años que vivo fuera de la Argentina, pero nunca me consideré un exiliado hasta el golpe de Videla. Nunca me consideré un exiliado, porque para mí el exilio es una cosa compulsiva, y yo vivía en Francia porque me daba la gana. Porque es un país que me gusta, donde me siento bien y donde iba escribiendo mi obra sin dificultades ni problemas. Y de repente, a partir del golpe militar, supe que me había convertido en un verdadero exiliado”, declara en una entrevista con Viviana Marcela Iriart. Por esa misma época, Cortázar mencionará en cada intercambio epistolar que las obligaciones políticas no le dejan tiempo para dedicarse a la literatura.
(Escribiremos otro día el poema,
vayamos ahora la reunión, juntemos unos pesos,
llegaron compañeros con noticias,
tenés que estar sin falta, viejo)
La última información sobre Cortázar en el archivo de la DIPPBA corresponde a un parte del 20 de mayo de 1980: el estudio en cuestión, a cargo de representantes de las tres Fuerzas Armadas a nivel de secretarios generales, consideraba que “ante la puesta en vigencia de la nueva Ley de Radiodifusión (pronta a salir), debe existir cierta elasticidad en las prohibiciones que emanan de la fórmula en cuestión”.
Aun así, Cortázar fue calificado con un F.4. En ese momento, la calificación F.4 era el máximo grado de prohibición: “registra antecedentes ideológicos marxistas que hacen aconsejable su no ingreso y/o permanencia en la administración pública, no se le proporcione colaboración, sea auspiciado por el Estado, etc”. La calificación significaba, de hecho, la prohibición de presentarse públicamente o difundir su obra. En el anexo 2 del Acta Nº 11, bajo el título: “Actualización lista periodistas – escritores y artistas plásticos (F.4)” aparece el nombre de “CORTÁZAR, Julio Florencio”, con la siguiente referencia: “Por ser ciudadano argentino por opción, nacido en Bélgica, se sugiere retirarle la citada ciudadanía”.
Vendrán y te dirán (ya mismo, en esta página)
sucio individualista,
tu obligación es darte sin protestas,
escribir para el hoy para el mañana
sin nostalgias de Chaucer o Rig Veda,
sin darle tiempo a Raymond Chandler o Duke Ellington,
basta de babosadas de pequeñoburgués
hay que luchar contra la alienación ya mismo,
déjate de pavadas,
elegí entre el trabajo partidario
o cantarle a Gardel.
Nunca se cumplió con la sugerencia: el gobierno militar no le quitó su ciudadanía; la prohibición que pesaba sobre Cortázar sólo era una prohibición meramente de forma, no fue necesaria su aplicación porque el escritor nunca volvió, ni reclamaría “colaboración” o “auspicio” de un gobierno genocida al que denunció permanentemente en la prensa internacional.
Nota 1 : La foto de Julio Cortázar es original de Sara Facio. Está intervenida, no sabemos por quién.
Nota 2: Los links y las negritas son un agregado de este blog.